Dolencias

Si hay algo que me enerva desde lo más profundo de las tripas y siempre lo ha hecho, es ver como alguien intenta aprovecharse de la ignorancia y la buena fe de los demás de manera torticera, para su propio beneficio. Probablemente sea algún resto de niñez mal curado, no les digo que no, pero el malestar físico que me genera es real.

Esta semana no gano para achaques. Hay tantos temas de los que hablar que resulta difícil hablar sobre uno solo. Si miramos el plano nacional, el uso absolutamente partidista que está haciendo el partido socialista de todos los recursos del Estado, algunos de ellos con una evidente creatividad (¿A alguien se le había ocurrido alguna vez que el BOE podía usarse en campaña electoral?) y una falta de escrúpulos tan absoluta que roza en el virtuosismo daría para varias columnas. Para un dolor de estómago persistente ya les digo yo que da, y si la sal de frutas o el agua de Vichy hicieran su efecto, basta con mirar las noticias, leer que el CIS sigue haciendo encuestas secretas durante el periodo electoral en el que está prohibido hacerlo o que los agresores de la policía en el acto de Vox en Vallecas fueron personas a sueldo de Podemos, para que el alivio desaparezca.

Otra alternativa sería obviar el plano nacional. Al fin y al cabo, nosotros no votamos en Madrid, aunque sean las chapuceras tempestades sembradas en Murcia por nuestro vecino Conesa las que han provocado el periodo electoral a deshora, pero mirar en ámbito local produce peores resultados porque uno lo conoce mejor y es capaz de apreciar con más matices y precisión las iniquidades del equipo de gobierno.

El pleno de Abril ya les adelanto que fue un esperpento en el que la injustificada ausencia de Antonio Caja durante gran parte del mismo (sí, Caja, el mismo que se queja un día sí y otro también porque los concejales de la oposición no estén a su disposición cuando y como a él se le ocurra) no fue lo más deplorable. Pura diarrea mental por parte de un equipo de gobierno que ya no sabe como justificar que lleva 6 años en el poder y no es que no haya hecho nada reseñable, que no lo ha hecho, sino que ni siquiera es capaz de mantener lo que es de todos, que aunque cada vez esté más sucio y en peores condiciones, y cada vez los vecinos sufran más inseguridad y malestar, según Felipe “se lo inventan” y “todos los indicadores señalan que lo hacen estupendamente”. Vamos, que debe ser el Partido Popular el que paga a los vecinos para que se quejen, igual que Pablo Iglesias a los matones de Vallecas.