El otro día leía el típico post en Facebook que se preguntaba retóricamente por la función de Pablo Iglesias, Irene Montero, Garzón y etc. El autor se autorrespondía que ninguna, y se equivocaba. Estos ministros tienen la imprescindible función de servir de carnaza y distracción para proteger a Pedro Sánchez. Sus continuas ocurrencias, salidas de tiesto e incluso incidentes judiciales no son sino una manera de mantener a la opinión pública entretenida mientras el resto va gobernando. Que sí, que ayer les falló el timing y la petición del juez al Supremo de que abra causa contra Iglesias le quitó protagonismo a Su Persona y el cutre espectáculo que había montado para vanagloriarse del dinero que nos va a llegar (nunca gratuitamente) de Europa, pero en realidad, incluso así, le sigue protegiendo.
El pacto de Pedro y Pablo cada vez es más claro que incluía liquidar Podemos y con él Izquierda Unida, dejar a Pablo bien alpargatado y al votante sentimentalmente “de izquierdas” sin otra alternativa que el doctor Sánchez, a la misma vez que mantener al votante “sentimentalmente de derechas” suficientemente crispado y enfadado como para votar Vox en un porcentaje suficiente para impedir la construcción de una alternativa de gobierno de “derechas”.
Sobre el papel es una estrategia impecable, las cosas como son. La prensa y los medios de comunicación pasan de puntillas sobre los escándalos y corruptelas que van apareciendo en Vox conforme los ingenuos militantes descubren donde se han metido, y ya los sacarán si en algún momento llegan a suponer algún peligro. Si ven que el partido flojea, pues se derriba la cruz del Valle de los Caídos, se deja de celebrar el día del Pilar o se habla del aborto.
Todo va a depender de la velocidad a la que nos afecte la descomposición económica de España y de la sensatez que seamos capaces de tener a la hora de reaccionar.
Si (
No(
