Del derecho al pataleo

Hay una estrategia marketiniana de la que el PSOE nacional, regional e incluso local usan y abusan con fruición. Consiste en acusar al contrario de lo que ellos están a punto de realizar o de lo que está a punto de estallarles en las manos y llegar al público, algo así como “gastar el concepto”. Si no se habían dado cuenta nunca, mírenlo a partir de ahora, ya verán qué cosa tan curiosa.

La reflexión viene a raíz de las reacciones de la semana pasada a la denuncia que puso María Cánovas hace unos meses contra el desempeño en materia urbanística de Diego Conesa, Antonio José Caja y el resto del anterior equipo de gobierno. Que quería “judicializar la política” dijo el partido socialista en pleno ante un hecho que debería ser tan normal como denunciar aquello que razonablemente uno cree que está mal y que está dentro de su responsabilidad fiscalizar. Una denuncia que se puso sin ningún tipo de publicidad y que solo saltó a prensa cuando el fiscal correspondiente decidió admitirla a trámite por encontrar sospechas suficientes de que pudiera haber sucedido un hecho delictivo.

Miren qué diferencia con la denuncia que el Partido Socialista regional puso al gobierno de López Miras. Esta se anunció antes de ponerse y se vuelve a anunciar a bombo y platillo ahora que se pone. Mientras, ayer mismo, sin embargo el Juzgado inadmitía a trámite la misma denuncia que hace el Partido Socialista, hecha esta vez por el solícito abogado Mazón, siempre dispuesto a echarle un cable al PSOE.

¿Por qué anuncian la denuncia sin esperarse a que sea admitida a trámite como sería lo normal? La respuesta es sencilla. No esperan que se la admitan y si lo hacen no tendrá más recorrido. Es un tiro al aire, por hacer ruido y despistar de por donde van los tiros reales y especialmente por desahogar una rabia inmensa que no difícilmente pueden contener y que no les deja ni pensar con claridad.

Si alguien lleva años judicializando la política y administrando y aprovechándose de sus dilatados tiempos, “estirando el chicle” de imaginarias corrupciones para tapar la suya cierta, “guiñando” a los medios de comunicación para que se explaye con unos y pase de puntillas sobre otros casos, pregúntense quién es. Ya les advierto que no será el que tenga la cara colorada, que esta gente, entre el maquillaje que lleva encima y su falta absoluta de vergüenza, de eso no son capaces.