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Dejas la risa de las tardes de verano

Dejas la risa de las tardes de verano

Y fuiste padre, abuelo y abuelito
parte de este todo esencial que nos forma como familia,
nuestro pegamento al mundo, nuestro amor y nuestro mayor tesoro

Por Eliana Márquez Moreno
lunes 06 de diciembre de 2021, 11:17h

Hoy escribo desde el sentimiento de pérdida
que me abruma y lo ocupa todo.
Volver a tu puerta y no encontrarte,
sentarme en tu mesa y no escuchar tus palabras.
Hoy te has marchado y tus pasos ya no recorren mis calles,
tu risa se la llevó el viento y ya no estás pendiente de nuestra llegada.
Dejas la risa de las tardes de verano,
el café en la playa,
el paseo por el Peñón y el dulce sabor de la risa de tus nietos.
Allí descansas en tus atardeceres rojos, entre tus árboles y tu playa.
Ya no podremos llamarte,
nos dejas sin palabras y con el pecho lleno de recuerdos.
Y fuiste padre, abuelo y abuelito
parte de este todo esencial que nos forma como familia,
nuestro pegamento al mundo, nuestro amor y nuestro mayor tesoro.
Te has marchado con la dignidad de los grandes hombres,
luchador de mil batallas, dueño de millones de sueños y ejemplo de amor infinito.
El amanecer te pilló desprevenido y la noche envidiosa te quiso con ella para siempre.
Y a nosotros ahora nos toca sobrevivirte, vivir con tu ejemplo y recordar tu fuerza.
Gracias, por tanto. Gracias por todo.
Gracias.


Post data: En memoria de Don José García Castillo.

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