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En un lugar del mundo
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En un lugar del mundo

No conozco tu rostro, no sé quién te ha hecho daño. No tengo ningún dato, ni nombre, ni apellido. Solo sé que me dueles en el fondo del alma

Por Magdalena Sánchez Blesa
En un lugar del mundo estás llorando ahora,
en este mismo instante en el que yo te escribo.
No conozco tu rostro, no sé quién te ha hecho daño.
No tengo ningún dato, ni nombre, ni apellido.
Solo sé que me dueles en el fondo del alma,
que no duermo tranquila, que me agota tu pena,
y no sé dónde vives, ni sé qué idioma hablas,
ni sé la edad que tienes, ni en qué Dios te encomiendas.
En un lugar del mundo, en este mismo instante
en el que te derrumbas, yo te escribo un poema
sin saber a quién votas, sin saber si eres joven,
sin saber si eres hombre, mujer, o lo que quieras.
Sin saber si eres rico, sin saber si eres pobre,
ni de qué lado duermes, ni de qué pie cojeas.
Solo sé que en mi oído caben todos los duelos,
solo sé que mi ojos hablan todas las lenguas.
Sólo sé que me dueles en el fondo del alma,
sólo sé que tu sangre circula por mis venas.
Solo sé que el "te quiero" que no te han dicho nunca,
va volando a tu encuentro en alas de mis letras,
y no sé si tu boca tiene miel o veneno,
y no sé si tus manos, son grandes o pequeñas,
y no sé si has tirado tu vida por la borda,
pero quiero ayudarte, si puedo, a recogerla.
En un lugar del mundo, en este mismo instante,
está sufriendo alguien de la raza que sea,
de un partido o del otro, yo no sé de qué santo,
yo no sé de qué padre, ni sé de qué bandera.
Porque va siendo hora de izar los corazones,
porque va siendo urgente terminar la pelea,
porque va siendo tiempo de cambiar la pregunta:
¿Cuáles son tus pecados? Por, ¿cuál es tu problema?
Porque no se discuten las lágrimas de nadie,
porque me da lo mismo de los ojos que vengan,
porque todas merecen una palabra hermosa
que guardo en mis entrañas, y no me he dado cuenta.
En un lugar del mundo, en este mismo instante
en el que te derrumbas, yo te escribo un poema,
y no sé cuántas deudas tienes con el pasado,
cuántos números rojos registra tu conciencia,
ni sé cuánta distancia hay de mi beso al tuyo,
pero haré que te llegue de la forma que sea.
Porque va siendo hora de cambiar la pregunta:
¿Cuáles son tus pecados? Por, ¿cuál es tu problema?
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