Siempre he pensado que el miedo es el arma más peligrosa de todas las que se nos puedan venir a la cabeza. Provoca una situación de estrés que lleva al colapso a muchas personas, adoptando en ocasiones comportamientos a los que en situaciones normales jamás habrían tenido. No obstante el miedo no es malo, por el contrario nos ayuda a mantenernos vivos en caso de peligro, el problema viene cuando este enemigo invisible acaba derivando en psicosis colectiva. Si hay un régimen que en toda la Historia ha sabido aprovechar completamente este miedo fue la Alemania Nazi. La Gestapo no era otra cosa que una policía secreta, una especie de vigilantes del pensamiento que, como ellos mismos afirmaban, combatían “todas las tendencias peligrosas para el Estado”, y de qué manera...
Esta semana me llegaba un nuevo mensaje (de esos 10 millones que todos estamos recibiendo estos días), concretamente era una fotografía, en ella aparecían la figura de una mujer y de un niño, ambos con un lazo azul en la muñeca, y en el margen superior se podía leer «Los niños con TDA o autismo necesitan salir a la calle, si los ves estos días por favor no les molestes». No salía de mi asombro sentado en el sofá.
Primero sentí rabia, pero después me calmé y entendí que la persona que me lo enviaba estaba lejos de tener la culpa. Entonces me puse a pensar, más que a pensar a preguntarme, me planteaba que a dónde mierda habíamos llegado. Me pregunto aún ahora, pasados unos días, que quién nos creemos. ¿QUIÉN? ¿Quiénes somos nosotros a la hora de juzgar a los demás? Hemos sido capaces de obligar a señalarse a personas que tienen una necesidad médica de salir a la calle. La sociedad les impone que se marquen para que los demás, reyes de sus balcones y ventanas, no los increpen, como si ellos tuviesen algún tipo de autoridad. ¿A dónde hemos llegado? A ser la Gestapo de la cuarentena, a creernos con la razón y el conocimiento para juzgar al que pasa por la calle.
Si usted tiene alguna duda o cree que alguien se salta la cuarentena adelante, no lo dude, coja el teléfono e informe a la policía que es quien sí tiene la autoridad, porque estos mismos agentes tienen la información sobre nosotros y la orden de dejar estar en la calle a quienes sí lo tienen permitido, pero antes de insultar, señalar, vejar o creerse con el derecho de juzgar a una madre o padre y su hijo/a, por favor, piénselo dos veces.