Recuerdos cargados de añoranza, ilusión por la nueva etapa que iniciarán a la vuelta del verano y pena por dejar atrás a las maestras que les han acompañado durante estos años. Sentimientos encontrados de esperanza y tristeza en los alumnos del colegio Azaraque que el próximo curso empezarán la ESO. Los rostros de los estudiantes del último curso de Primaria que se graduaron la pasada semana mostraban sensaciones contradictorias de ilusión y de añoranza.
La ceremonia se celebró en el patio del centro con la presencia de padres, hermanos y demás familiares y amigos. Fueron momentos para echar la vista atrás, para recuperar y compartir vivencias, para asentar con firmeza recuerdos en la memoria que les acompañarán toda la vida.
Los niños tuvieron palabras de reconocimiento para sus maestras, para el colegio donde han pasado los últimos años y donde continuarán sus estudios, eso sí, en las clases de arriba, las de los estudiantes de mayor edad.
El momento que parecía que no iba a llegar, se vivió el pasado viernes en el patio del Azaraque. Quizás los mayores sorprendidos eran los padres, que miraban con orgullo a esos jóvenes al borde de la adolescencia recordando cómo hace sólo unos años sus hijos eran niños que empezaban a ser cada vez más independientes.
Afloraron algunas lágrimas y costó que otras pasaran desapercibidas en una ceremonia con los sentimientos a flor de piel.