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Los olvidados
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Los olvidados

Un 20% de cánceres no se ha diagnosticado desde la llegada de la pandemia o se ha detectado tarde, lo que complicará su tratamiento y aumentará la mortalidad de esta enfermedad

Por Antonio García Martínez
miércoles 23 de diciembre de 2020, 19:20h

Se publica en nuestro país, de forma anual, un documento completísimo y maravilloso conocido como “Las cifras del cáncer”, este es elaborado por el SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) en un inmenso esfuerzo por cuantificar y organizar las cifras sobre el cáncer y las personas que lo sufren en España.

Cuando, desde la Historia del Presente, es decir, la historia de las últimas décadas, estudiamos problemáticas relacionadas con enfermedades (antes del omnipresente y todopoderoso covid) veíamos como las grandes enfermedades se han ido controlando con el paso de los últimos siglos, problemas como la malaria, el tifus, la polio, el sarampión, e incluso otros como el VIH, han ido en continuo descenso en las casusas de muertes a nivel mundial, lo que es resultado de avances y mejoras en la calidad de vida, la sanidad (especialmente avances como las vacunas) o la alimentación a nivel mundial. Pero vemos como el cáncer (neoplasias malignas) ha llegado a ser la enfermedad más dañina y mortal de nuestro tiempo, hasta el punto de haberse consolidado en nuestra historia reciente como “la enfermedad del siglo XXI”.

Y en medio de todo esto llega la pandemia mundial.

La llegada de la COVID 19 ha supuesto cambio radical, en España y en el resto del mundo, y para las personas que tienen un cáncer y sus familiares lo ha sido doblemente, estos pacientes fueron apartados en un primer momento de los hospitales, para evitar que se contagien (como es lógico), pero con el paso del tiempo lo que era una excepción se ha convertido en la norma. La atención a los enfermos y los tratamientos se han ido retrasando, muchas operaciones se suspendieron o aplazaron, y así suma y sigue. A todo esto, debemos ahora sumarle el lógico miedo de las personas a contagiarnos al ir a una consulta, lo que los oncólogos han desaconsejado activamente, si tenemos sospechas o tenemos programada una prueba debemos hacérnosla, la mejor arma para luchar contra el cáncer es su prevención.

Todo esto no es nada nuevo, de hecho, es algo que yo, y otros muchos españoles, hemos pensado, especialmente durante los momentos de confinamiento más estricto, pero hasta el día de hoy no había podido ser cuantificable con exactitud. Pero esta mes de diciembre la misma SEOM, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) publican Impacto sanitario del coronavirus en la atención hospitalaria a pacientes oncohematológicos, en este documento, se llega a establecer en un 20% el número de cánceres que no se han diagnosticado desde la llegada de la pandemia o que se han detectado tarde, lo que complicará su tratamiento y aumentará la mortalidad de esta enfermedad…

Todo esto nos sirve para reflexionar sobre si, durante estas últimas décadas, hemos invertido suficiente y diseñado un sistema sanitario resistente, que no se desborde, que sea capaz de dar una atención integral a nuestros ciudadanos, que una vez más son los que tienen y tenemos que pagar, junto con los profesionales sanitarios, que sufren ahora los recortes y las faltas presupuestarias.

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