La justicia ha rechazado indemnizar a un conductor que tras atropellar a un perro “de gran tamaño” en la RM-2 en marzo de 2017 reclamaba a la Comunidad Autónoma que le pagara una compensación por los daños que sufrió su vehículo al entender que el can se coló en la carretera por falta de mantenimiento de ésta.
El vehículo, propiedad de su padre, sufrió daños cuya reparación costó más de 5.300 euros. El denunciante ya reclamó lo mismo a la Consejería de Fomento quien desestimó en septiembre de 2018 la reclamación al acreditar que no había falta de mantenimiento en esa zona de la carretera y que el perro pudo haber accedido a la vía por una de las salidas habilitadas, “en este caso, una gasolinera que se encontraba en las inmediaciones”.
El Juzgado de lo Contencioso Administrativo explica en su sentencia que no se discute los daños sufridos en el siniestro, pero desestima la demanda porque no ha quedado acreditada una falta de mantenimiento de la carretera. De hecho, la Guardia Civil acudió al lugar y no apreció desperfectos en el vallado existente, al contrario, “se encontraban en buen estado”. Y dado que en las inmediaciones se encuentra una gasolinera el can, como cualquier otro animal, pudo acceder a la vía a través de los mismos accesos.