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Decenas de aikidocas buscan en Alhama el camino de M. Ueshiba

El maestro Yasunari Kitaura reúne en el pabellón Adolfo Suárez a alumnos venidos Valencia, Madrid, Vitoria, Jaén... para conmemorar el 25 aniversario de la llegada del aikido a la Región

miércoles 06 de junio de 2018, 15:08h
La posibilidad de ganar el Campeonato Mundial de Aikido es una meta imposible. Ni siquiera el fundador de esta disciplina, el maestro Morihei Ueshiba, lo habría logrado en el caso de que hubiera tenido interés en conseguirlo. Es un título que permanecerá siempre vacante por la simple razón de que es imposible enfrentar a dos aikidocas, puesto que este arte marcial está basado en revertir contra el agresor la fuerza que éste utiliza en el ataque. Por lo tanto, hacer que luchen dos alumnos de la disciplina desarrollada por el maestro Morihei Ueshiba es sencillamente imposible. Ninguno de ellos, aunque estuviera en juego el Campeonato Mundial, vería al otro como un oponente al que atacar porque en ese momento dejaría de ser aikidoca. Es un camino que Ueshiba, fundador de este arte marcial, ya recorrió y que sus alumnos tratan de encontrar como modo de evolución personal.

Ser aikidoca no sólo es aprender unas técnicas de defensa o un conjunto de movimientos. Este fin de semana han tenido ocasión de comprobarlo quienes han acudido al pabellón Adolfo Suárez, donde el maestro Yasunari Kitaura ha impartido un curso nacional a alumnos venidos de diferentes puntos de España. Hasta Alhama se han desplazado personas llegadas desde Valencia, Alicante, Vitoria, Madrid, Jaén... Todos han venido para escuchar a quien en 1967 llegó a España para profundizar en sus estudios de historia del arte europeo gracias a una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de nuestro país. Desde entonces, Yasunari Kitaura está en España, se ha licenciado en la Universidad de Waseda (Tokio), se ha doctorado en la Universidad Complutense con la tesis 'El sistema imaginativo de El Greco' y ha entrado a formar parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Además, Yasunari Kitaura ha tenido tiempo para introducir el aikido en España y para contribuir a difundirlo por Europa, una labor que parece no tener fin. De hecho, el pasado sábado continuaba manos a la obra. En mitad de la pista del Pabellón Adolfo Suárez, tras mostrar un movimiento aparentemente simple y fácil de imitar, Yasunari Kitaura se extendía en una amplia explicación antes de que sus alumnos intentaran llevarlo a la práctica. "Son conceptos japoneses, orientales... En algunas ocasiones, el maestro quiere asegurarse de que lo hemos entendido porque son cosas muy importantes", explica Justo Palomares, 4º dan e instructor de aikido en Alhama y uno de los 1.500 alumnos de Kitaura en España.

Al borde del tatami, con ropa de calle y atento a cada palabra del maestro también estaba José Muñoz, 6º dan y presidente de ACAREM, Asociación Cultural Aikido Región de Murcia, organizadora del evento. A sus 84 años, recientes problemas de salud le impidieron poner en práctica en ese momento las enseñanzas del maestro Kitaura. Se tuvo que conformar con seguir sus minuciosas explicaciones.

"Una planta joven con raíces profundas"
Una máxima de los farmacéuticos dice que el veneno, en pequeñas dosis, tiene propiedades curativas. Un concepto parecido se repite en el aikido, una medicina cuya esencia está en la "absoluta agresividad" de los samuráis. "Eran guerreros mercenarios que defendían a sus señores feudales y luchaban para ellos", explica Justo Palomares. Precisamente de ahí nace el aikido, "una planta joven con raíces profundas, muy antiguas", señala el instructor de esta disciplina en Alhama. "El aikido es una recopilación de artes marciales muy antiguas, que existían en Japón de forma inerte y que no estaban organizadas de una forma concreta sino que las asimilaban y utilizaban los guerreros mercenarios, los samurais", explica Justo Palomares.

Hace poco menos de un siglo, Morihei Ueshiba 'destiló' esas técnicas y fundó el aikido. "Hasta ese momento, todas esas disciplinas no estaban en un marco honorable, eran técnicas de guerra. Ueshiba las agrupó en un marco honorable para estudiarlas, para trabajar con ellas y para evolucionar personalmente", señala Palomares. Fue una labor que inició en 1930 y desarrolló a lo largo de treinta años. Entre sus alumnos estuvo Yasunari Kitaura, introductor del aikido en España y que este fin de semana impartió en Alhama el curso con el que se celebró el 25 aniversario de la llegada de este arte marcial a la Región.

Algo menos de un centenar de alumnos siguieron atentos las palabras de Kitaura en el pabellón Adolfo Suárez. Hubo incluso quienes grabaron las explicaciones del maestro con cámaras de vídeo o teléfonos móviles. También registraron los movimientos que mostró el maestro Kitaura, todos sobrios y elegantes, al mismo tiempo que contundentes y enérgicos, como es habitual en el aikido, y cuyo objetivo es reconducir la agresividad del atacante hacia su control o resolución.

Son ejercicios muy precisos que obligan a una gran concentración y que permiten desarmar tanto al enemigo exterior y como al que 'ataca' desde el interior en forma de problemas personales o agobios por el acelerado ritmo de vida actual. "Hacemos ejercicio físico que obliga a relajar la mente, a dejar de lado las preocupaciones diarias. Tienes que estar tan concentrado, que se te olvidan los asuntos del día a día. Eso hace que, de alguna manera, cuando terminas la práctica, no sólo obtienes una gratificación física. También consigues una gratificación emocional", explica Justo Palomares.

Los martes y jueves, en el pabellón Adolfo Suárez, de 20:30 a 22:00 horas, más de una docena de alumnos buscan en Alhama el camino que el maestro Morihei Ueshiba recorrió antes de su muerte en 1969, que continuó su hijo Kisshomaru Ueshiba hasta su fallecimiento en 1999 y que en la actualidad sigue su nieto Moriteru Ueshiba.

En treinta años, Morihei Ueshiba consiguió transformar unas técnicas centenarias y violentas como el Daito-ryu Aiki-Jujutsu (lucha cuerpo a cuerpo basada en luxaciones articulares y lanzamientos, incluyendo golpes a puntos nerviosos y vulnerables), Itto Ryu y Yagyu Shinkage Ryu Kenjutsu (estilos de esgrima con sable), Hozoin Ryu Sojutsu (lanza) y Judo (lucha enfocada en lanzamientos, incluye algunas luxaciones y varias estrangulaciones). Y creó el aikido, un mérito que basta para justificar su decisión de abandonar su verdadero nombre, Tsnne Mori, y hacerse llamar Morihei, cuyo significado es 'paz abundante'.
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