He aquí una serie de consejos sobre todo lo contrario de lo que se debería hacer en política.
Acosa a los oponentes a través de perfiles falsos.
Internet ha tenido una gran utilidad para garantizar el anonimato de personas en situación de riesgo, que han denunciado corrupciones políticas, regímenes autoritarios o injusticias alrededor del mundo. Una causa de lo más noble, por supuesto. Pero, ¡qué caray! ¡Aprovecha el anonimato y crea perfiles falsos a cascoporro para tratar de manipular la opinión pública de tu pueblo! ¡Haz tres, o cuatro, o cinco! Total, ¡si son gratis! Comenta absolutamente cada publicación o comentario que haga el contrario, denígralo, acósalo, di que el pueblo no lo quiere, invéntate lo que sea. ¡Aprovecha, que es el tiempo de los cobardicas, así podrás decir cosas que jamás te atreverías a decir si se conociese tu identidad! Es la libertad de expresión, ¿no?
Siembra la duda del funcionamiento de las instituciones democráticas.
¿Aprovechar que conoces sobre un tema para explicarle a la gente cómo funciona y que así se cree un clima de diálogo de calidad en el que todo el mundo pueda opinar, de una u otra manera, pero con una base de conocimiento? ¡Qué demonios! ¡Si alguien, desde la legítima duda ciudadana, plantea que lo mejor es que el pueblo vote, aunque sepas perfectamente que no se pueden adelantar elecciones municipales, tú anima, azuza! ¡Que el pueblo vote, claro, que de lo contrario son unos antidemocráticos!
Cuestiona la legitimidad de los contrarios.
Haz parecer que personas que han sido electas a través de un proceso democrático no tienen legitimidad para ocupar una posición. Total, si en el clima de “posverdad” en el que vivimos importan más los sentimientos que los hechos, ¿no? Si tu deseo no se ajusta a la realidad, lo mejor es que, entonces, niegues la realidad. Recuerda, si no gobiernan los tuyos, el gobierno entonces es ilegítimo. ¡En política nacional funciona así! ¿No?
Esparce rumores sobre otras formaciones políticas.
¿Te ha llegado una opinión de alguien de simpatías políticas contrarias con dudas? ¡Generaliza! ¡Eso significa que todo el mundo, incluso sus propios simpatizantes, están en contra de lo que están haciendo! De primero de manual: así cualquier debate que se produzca en el seno de otras formaciones podrás aprovecharlo para sembrar dudas sobre debilidad o inestabilidad. ¡Y si les molesta, que no hagan tanto debate!
Crea un 'otro' fácilmente identificable.
Todos son el mismo mal: ¡Presidente ilegítimo, okupa, si no es el de mi partido! ¡Gobierno ilegítimo! ¡Claudicadores ante la satánica Agenda 2030! ¡Judeomasonescomunistasinternacionales! ¡Aprovecha, que el clima político hostil permite mezclar cuestiones de política nacional con política local! ¡Todo a la vez, en todas partes, al mismo tiempo!
Perdón si el artículo me ha quedado excesivamente satírico, pero me ha salido así, debe ser por la toxicidad que me estoy comiendo estos días en redes sociales, de las que procuro ser un observador pasivo.
Sí, no me repliquen, que ya sé qué me van a decir: sé que hay perfiles falsos de izquierdas, y tampoco me gustan. Estoy un poco cansado de que las cosas no puedan decirse cara a cara, y no como amenaza (el muy cojonudo “eso no me lo dices a la cara”), sino en señal de respeto y de debate, “hablemos tranquilamente cara a cara”.
Me revienta ya tanta cobardía, el convertir una cosa necesaria en situaciones en que la libertad de expresión está cuestionada, como es el anonimato, en la tónica normal del debate público por redes sociales de un municipio, donde hemos normalizado que cada minuto se pueda acosar a cualquier representante político de la manera que sea.
Personalmente no me considero superior a nadie, pero puedo dormir bien por las noches sabiendo que mi conciencia está tranquila porque me atrevo a decir lo que pienso en público y con mi nombre y apellidos, y sin necesidad de insultar a nadie.
Está claro que hay determinadas opciones políticas que a mí no me gustan, pero no se me ocurriría cuestionar que, porque no me gusten a mí, estas son más ilegítimas.
No hay problema en criticar determinadas ideologías o determinadas acciones políticas, porque a nuestro modo de ver consideremos que estas no son las más ideales para el interés general; igualmente, podemos señalar que una persona en política no está haciendo bien las cosas.
Lo que está ocurriendo en mi triste pueblo, Alhama, es bien diferente: denigración continua, amenazas, insultos, señalamientos...
Y no hablo solo por compañeros míos. ¿Hace falta que diga a quién están acosando hasta decir basta y de manera profundamente descarada estos días? ¿Por la decisión política que él legítimamente ha considerado, ahora se ha convertido en el malo? Qué vergüenza.