Últimamente proliferan fórmulas financieras para el aplazamiento de pago en todos los ámbitos en los que se produce una transacción económica. Mediante anglicismos como Revolving, entidades financieras y sus prescriptores, esto es, empresas que ofertan productos y servicios a los consumidores, ponen a disposición de sus clientes fórmulas crediticias para el pago aplazado de sus adquisiciones. Nada nuevo hasta ahora si no fuera porque el precio de referencia de dicha operación, cuyo índice viene marcado por el Tanto Anual Equivalente (TAE), suele ser desproporcionado.
Sin entrar en tecnicismos, es comúnmente aceptado a día de hoy considerar usura un tipo de interés que ronde el 23-25% TAE siempre que no se trate de descubierto (tener la cuenta en una posición deudora con pagos vencidos).
Por otro lado, una operacion de revolving consiste en el pago de una cuota fija por la devolución de un capital principal mas intereses en cantidades iguales o alícuotas. Este capital aumentará con las sucesivas disposiciones que el prestatario haga del crédito disponible, y disminuirá con la parte correspondiente a la parte principal de dicha cuota descontados los intereses.
Las operaciones de Revolving con las que me estoy encontrando últimamente, se tarifican a un interés TAE del 19%, cantidad que no llega a ser un índice calificable de usura, pero se le parece bastante; si además cometemos la insensatez de fijar una cuota de devolución baja, estaremos pagando básicamente intereses, con lo que la devolución del principal puede demorarse hasta la eternidad, máxime si aumentamos la renta viva con sucesivas disposiciones.
Conviene por ello extremar las precauciones a la hora de contratar un producto de estas características y leer bien el documento de Información Normalizada Europea (INE) que toda entidad está obligada a poner a nuestra disposición con carácter previo a la aceptación. No hacerlo puede acarrear sorpresas muy desagradables.
Así mismo, tu propia entidad financiera puede enviarte SMS’s para el aplazamiento de los pagos que realizas mediante tu tarjeta de crédito o las disposiciones de efectivo que retiras del cajero. ¡Cuidado! Estamos hablando de la misma fórmula anterior con los mismos intereses desproporcionados, con solo responder a ese mensaje entraremos en el mismo círculo vicioso del que si no tenemos una cultura financiera sólida ni unos ingresos adecuados, quizá no podremos salir.
En la imagen superior de la tabla, podemos ver el cuadro de amortizacion del ejemplo. Se indica para un capital inicial de 1.000,00€ y una cuota mensual de 30,00€, sumadas dos disposiciones de 360,00€ y 200,00€ euros al año y año y medio desde el inicio. Podemos observar cómo tras haber pagado 720 euros en total en cuotas, queda una renta viva pendiente por valor de 1.256,49 euros.