Siete de la mañana. El sol aún tardará una hora más en salir y la explanada frente al local social de Gebas ya está lleno de vehículos. Decenas de personas trastean con sus bicicletas iluminados por linternas o por las luces de su móvil. Falta poco para que dé comienzo la segunda edición de la Espubike,
Avanza el reloj y parece que el sol se ha quedado dormido. Por los altavoces anuncian que faltan diez minutos para que dé comienzo la carrera, una prueba que a una parte de los 300 deportistas inscritos les llevará a recorrer 78 kilómetros por parajes de gran belleza del Parque Regional de Sierra Espuña. Otros, los más atrevidos, se preparan para completar los 130 kilómetros de la prueba larga con 1.300 metros de desnivel acumulado.
Cinco minutos y empieza la prueba, avisan de nuevo por los altavoces. Ahora sí que los participantes se lo toman en serio. Todos se apresuran a ponerse tras la línea de salida. Muchos se conocen y charlan emocionados a la espera de que suene el pistoletazo de salida. Muchos saben cómo es el recorrido porque participaron en la anterior edición y dan consejos a los novatos en la Espubike. Esta vez, lo más duro está al principio; los últimos kilómetros no son como en El Berro, donde terminó la carrera el año pasado.
Se acabó la conversación. La organización da la salida y comienza el tiempo de dar pedales. Uno de ellos, el ganador de la prueba rápida, estará 6 horas, 25 minutos y 10 segundos sobre la bicicleta, pero eso todavía no lo sabe porque el cronómetro acaba de empezar a correr y puede ocurrir de todo. Y de hecho, ocurre: una traca que muchos no esperaban despide a los ciclistas.
Tampoco se esperaba nadie el susto en La Santa. Al paso de la carrera por esa zona del recorrido, el ciclista que iba en primer lugar sufrió una caída. Se detuvieron a ayudarle los que en ese momentos marchaban segundo y tercero puesto. El accidentado tenía dificultades para respirar, pero finalmente todo quedó en una anécdota sin mayores consecuencias médicas. Sin embargo, sirvió de muestra para describir el espíritu con que se disputa la Espubike: el segundo y tercer clasificado perdieron sus posiciones en la carrera, pero demostraron ser unos campeones en compañerismo.
La solidaridad también gana carreras porque es mucho más reconfortante que llegar primero a la meta.