Con el cielo encapotado, con algo de viento y con la esperanza de que la lluvia no hiciera acto de presencia. Así ha comenzado esta tarde la procesión del Domingo de Ramos.
Sin perder en ningún momento de vista a las nubes, la comitiva pasionaria ha llegado sin mayores contratiempos hasta la calle Murcia para dirigirse hacia la calle Sanchez Vivancos y luego continuar por la calle Virgen de los Dolores hasta la Ermita del Barrio.
No ha podido ser. En ese momento de la procesión, han comenzado a caer las primeras gotas débilmente. Y poco a poco ha aumentado la intensidad de la lluvia hasta el punto de que ha sido necesario acelerar la marcha. El mayor esfuerzo ha sido para los portapasos de la Entrada triunfante de Jesús, precisamente en el tramo más complicado de la procesión, cuando comienza la cuesta que lleva hacia la Ermita.
Finalmente, pese al estado resvaladizo del asfalto por la lluvia y a que llevaban casi dos horas de procesión desde la salida a las 18:00 horas del atrio de la Iglesia de San Lázaro, los portapasos han llegado a lo más alto en el momento en que el agua caía con mayor intensidad. Han cruzado sin parar ante la Ermita y luego, ya sobre ruedas, han llevado el paso hasta su casa de hermandad sin que la lluvia les diera un respiro.