Hace ya una semana que Gloria Santiago, la vicepresidenta del Parlament balear contaba en redes sociales el horrible e indeseable episodio de acoso que había vivido mientras realizaba el Camino de Santiago, durante este mes de agosto. Resulta que un indeseable, por calificarlo de alguna manera, acabó por acosarla durante parte de la ruta, masturbándose mientras la perseguía en un tramo que realizaba sola, no me puedo ni imaginar el miedo que tuvo que pasar, lamentablemente muchas mujeres cercanas sí pueden ilustrarnos a los hombres el miedo que han pasado en situaciones similares e incluso peores.
Lo triste de todo esto no es solo este episodio que ha tenido que vivir esta mujer, tampoco que al llamar a emergencias (061) donde en lugar de preguntarle cómo era el hombre le preguntaron: “¿Por qué estaba haciendo el camino sola?”, les parecería un disparate a lo mejor que una mujer haga algo ella sola sin necesitar a alguien más. Lo que más me ha sorprendido de toda esta historia es la forma que tenemos de normalizarlo, de aceptarlo. No lo vemos bien está claro, cualquiera con dos dedos de frente condenaría este acto, porque además de acoso es un acto flagrantemente machista y misógino, pero siempre que lo he comentado todos, hombres y mujeres, y me incluyo, hemos dicho frases como “es que perturbados hay en todos sitios” o “esto mismo paso también aquella vez que…”.
Y no es casualidad, si entramos en Google y nos preguntamos por cualquier festividad, evento público o acto podemos acompañarlo de palabras como acoso, violación, asesinada, etc. y siempre encontraremos al menos una noticia, si no varias o muchas, y es que hemos normalizado demasiado la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus formas, ya sea con acoso callejero, violencia sexual, física, económica, y así un largo etc. Hasta el punto en el que a día de hoy le sucede un acto tan deplorable y asqueroso como este a una mujer, en una peregrinación (hasta en eventos religiosos) y no pasa más que por encima en nuestras conversaciones y televisiones.
Nos hemos acostumbrado como sociedad a una violencia sistemática contra el género femenino, que si bien no justificamos, tampoco hacemos por eliminar cuando miramos hacia otro lado, y así nos va.
Si (
No(
