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Ustedes y Nosotros

Decía a propósito de nuestra necesidad de buscar chivos expiatorios, sobre todo cuando tenemos nuestros Smartphone entre los dedos, donde todos somos más valientes que Guzmán el bueno, que focalizamos nuestro malestar con nuestros representantes

Por José Luis Aledo Martínez
sábado 31 de julio de 2021, 16:30h
Ustedes y Nosotros

Los comienzos nunca son fáciles, ya sea a la hora de empezar una relación, un proyecto, o simple y llanamente cambiar nuestro modo de vida. Me repito esto constantemente para evitar caer en la penumbra más absoluta, mi conciencia ya me castiga lo suficiente, cuando pienso en la política como la única arma que nos ayudará, en tanto que Alhama de Murcia somos todos, no como Hacienda, a ser un poco mejor de lo que fuimos ayer.

Como bien decía algún buen conocido, al cual mi migraña circunstancial evita ponerle cara, espero que me disculpes si llegas a leer esto, nos hemos instaurado en el más absoluto individualismo, para que ustedes me entiendan: Nos la trae floja el que está sentado a nuestro lado, aunque nuestros problemas sean los mismo. Este hecho nos lleva a buscar culpables, los cuales suelen ser aquellos que tienen una posición mejor que la nuestra, como evidencia la escalada de resentimiento que existe en redes hacía una nuestro actual gobierno municipal, al cual, todo sea dicho, en alguna ocasión me he sumado.

No tiene mucho sentido tirar piedras al tejado de uno, en tanto que para aquellos que no comulgan con lo que les vayas decir esto les servirá como pretexto para dejar de escucharte, sin embargo, en virtud de mi deseo de mejorar, me veo en la obligación de asumir cuando he obrado incorrectamente, ejercicio de penitencia cristiana a la que los ateos estamos más acostumbrados que los devotos de misa de tarde, cuya salvación viene dada por lo que dejan en el cepillo. Me encantaría seguir con esta cuestión, pero ya saben lo que dicen, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Decía a propósito de nuestra necesidad de buscar chivos expiatorios, sobre todo cuando tenemos nuestros Smartphone entre los dedos, donde todos somos más valientes que Guzmán el bueno, que focalizamos nuestro malestar con nuestros representantes. El problema de este método, y lo digo por pura experiencia, es que después de hacer un comentario más o menos ingenioso, o tirar de descalificativo barato, nos encontraremos ante la cruda realidad de que no habremos conseguido nada más allá de algún me gusta cómplice, con toda probabilidad de algún miembro de la oposición.

Por el contrario, si nos servimos de la era digital y concertamos audiencia, permítanme este vocablo de corte monárquico, y le comentamos al concejal/a de turno nuestro parecer puede que no consigamos nada, pero al menos nos habrán escuchado y lo habremos intentado por el medio adecuado. El hecho de que pocos se atrevan a dar el paso puede tener varias justificaciones, aunque a título personal me decanto por motivos laborales, en el trabajo no te van a dar una hora libre para que vayas a preguntarle al concejal por las obras de tu calle. Ante este problema, al que aquellos que tenemos la suerte, y lo digo con el pesar de que no sea extensivo todos mis quintos y quintas, de desarrollar una formación que no exige presencialidad total, debería de bastar con la intercesión de la oposición, que para eso está, al menos teóricamente.

Detesto generalizar, me consta que más allá de soberbios incompetentes a ambos lados de las bancadas del ayuntamiento, y en cada uno de los partidos, hay gente muy bien preparada, sin embargo, ante ciertas actuaciones que veo en los plenos, a recomendación de alguien a quien tengo la fortuna de encontrarme todos los sábados, no puedo evitar llevarme las manos a la cabeza, aunque, y esto hay que decirlo, me den ataques de risas con ciertas intervenciones que parecen sacadas de un sketch de José Mota, de entre los que me gusta recomendar los de Bono.

Chistes a parte este tipo de conducta, especialmente entre aquellos políticos nuestros que, ante su imposibilidad de llegar a gobernar en el ayuntamiento, y las urnas no engañan, bien podrían dedicarse a hacer monólogos en Ventas de Albacete, me pregunto cómo tienen algunos la desfachatez de echarse al costado la bandera del pueblo y proclamarse defensores de los alhameños cuando sus únicas medidas son incendiar Facebook con insuflamas mediocres con lemas del tipo “sánchistas” o “cortijeros”, aunque reconozco que en alguna ocasión yo también me he referido a iniciativas promovidas por el consistorio en este término, lo cual no me exculpa, que no hacen más que evidenciar el declive de una marca que clama por un líder capaz y no un demagogo, aunque de los primeros estemos pobres en Murcia.

Y digo a nivel regional, aunque también podríamos extrapolarlo a nivel local, por el hecho de que, y aquí los colegas del cortijo se callan como cobardes, nuestra comunidad autónoma es la finca del señor García Egea, de manera análoga a esos chistes casposos acerca de Andalucía y Alfonso Guerra, los cuales, a título personal, me encantan. Recuérdese cuando hace unas semanas nuestro ilustrísimo presidente autonómico se escribía con el señor, o mejor dicho señorito, García Egea, en un tono bastante vasallatico, acerca de un chanchullo de listas de espera para ver un médico. Si eso no es cortijero es caciquil, que es peor todavía.

En los dos años que nos queda de legislatura, y la mayoría absoluta es garantía de que así será, pueden aún hacerse cosas, desde ambos lados, pero hay que tener voluntad y sobretodo madurez, es inaceptable el tono chulesco de algunos ediles, en tanto que eso hace un flaco favor a los alhameños que se sienten huérfanos ante sus representantes. Dejemos atrás el show y centrémonos en el camino que nos queda, a los que vivimos aquí nos interesa más el estado de nuestros servicios públicos y el buen hacer de nuestras instituciones que la valoración del ayuntamiento de los indultos, aunque a algún espabilado le quite el sueño.

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