sietediasalhama.com
Odio nacional
Ampliar

Odio nacional

Las sociedades deben basarse en la solidaridad, en la confianza y en el apoyo mutuo, de poco sirve la libertad si se emplea para convertir el mundo en un lugar peor

Por Antonio García Martínez
miércoles 28 de abril de 2021, 21:53h

No es la primera vez que realizo alusión en mis artículos a la serie de televisión Black Mirror, pero siento que los escenarios horribles y distópicos que muestra cada día están más cerca… Concretamente el episodio que se titula como este artículo, “Odio nacional” y que, si tienes Netflix, te recomiendo que veas antes de seguir leyendo el artículo.

Para el que no quiera verlo o no pueda lo resumo brevemente: unas abejas metálicas, encargadas de polinizar el país acaban siendo controladas por un programa informático maligno, este hace que sean asesinadas las personas que más odio reciban en la red social Twitter. ¿Qué acaba sucediendo? Que todos aquellos que twittearon odiando a alguien acaban siendo asesinados por estos insectos biónicos, viendo así que el odio es de doble filo y generando millones de muertes.

Podríamos pensar, en un primer momento, que este episodio nos muestra el peligro de los robots, pero nada más lejos de la realidad, la moraleja final del capítulo es comprender cuál es la verdadera enfermedad del país, la que pudre no sus cuerpos pero sí sus mentes: el odio.

Hoy en día sigue siendo un deporte de riesgo informarse de la actualidad, pues tras esquivar bulos y sesgos políticos de uno y otro lado nos sorprendemos por todo lo que se odia la gente entre sí, odio concretamente instigado desde la crispación política, que ayuda a todo menos a crecer como país y como personas. Ahora les ha dado a una serie de ciudadanos anónimos por enviar balas, BALAS, que no son precisamente algo positivo ni decorativo, acompañadas de amenazas y comentarios de la más pura bajeza.

Pero la sorpresa no está ahí, pirados ha habido siempre, el problema está cuando la mayoría de la población, e incluso los líderes y figuras de autoridad, no cierran o cerramos filas en contra de la violencia y la intimidación, cuando empezamos a cuestionarlo todo, y a agarrarnos a un clavo ardiente para no decir “Oye esto es inadmisible, mi total repulsa” sin importar si es de los míos o no…

Y es que las sociedades deben basarse en la solidaridad, en la confianza y en el apoyo mutuo, de poco sirve la libertad si se emplea para convertir el mundo en un lugar peor, y la responsabilidad en aspectos como este es de todos. Por eso, desde aquí, mi total repulsa a cualquier acto violento o de odio, no tiene cabida en una sociedad
democrática.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios