¿Sabéis lo que es un bebé reborn? Es como el muñeco de toda la vida pero que si te levantas a las 12:00 de la noche con los ojos pegados y te lo encuentras en medio del pasillo te acojona. Si, de verdad, por qué a mí me ha pasado. Mi niña lo pidió a los Reyes hace un par de años y pasó de estar en una cuna a encontrártelo en cualquier lugar de la casa.
Cada vez los hacen más parecidos a los bebés de verdad: algunos con cara de cabreados, otros con lágrimas en los ojos… Son súper reales y de unos años para acá han revolucionado el mercado y ya se venden muchos complementos para ellos tanto ropa, cunas o carritos.
En esta serie que os comento la pareja protagonista tiene uno de esos muñecos. Ella es periodista y hace un tiempo perdió al hijo que esperaban. Por razones que conoceremos más adelante en la serie sus psicólogos le recomiendan tener la compañía de un bebé reborn para paliar poco a poco la pérdida de su hijo. Él es crítico gastronómico y pasa el día en casa haciendo recetas. A medida que pasa el tiempo va notando un gran cambio en su esposa ya que trata al bebé como si fuera su hijo fallecido: lo baña, los saca de paseo, le habla como si fuera un bebé de verdad e incluso le busca una niñera, una chica joven que desde el principio trata al muñeco tal y como lo hace ella. El marido cree que esta es una buena forma de caer bien y entrar con buen pie en la casa, pero en un momento a solas le recomienda que cuando su esposa no esté en casa deje de fingir, que para él es simplemente un muñeco.
Cada episodio dura unos 30 minutos y os aseguro que se os van a hacer cortos, sobre todo el episodio piloto, el cual tiene una escena final que os dejará aturdidos. Los restantes os irán atrapando poco a poco mientras que vais conociendo la relación de la pareja, los oscuros secretos del pasado de la niñera y la historia sobre el incidente que le costó la vida a Jericho, el bebé. Por ahora hay dos temporadas y ya he visto que tienen una tercera confirmada.
Lo mejor: la historia en sí (detrás está el genio que creó “El sexto sentido"), con unos giros de guión que te dejan con ganas de ver el siguiente episodio.
Lo peor: 30 minutos saben a poco.
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