Este miércoles nos ha sobresaltado a muchos una doble noticia, Pedro Sánchez ha anunciado dos cosas, por una parte, que un 70% de la población estaría vacunada antes de agosto (esta es la capa de cal, que espero que sea ancha y nos ayude), y que el estado de alarma, si no hay mayores improvistos acabará el 9 de mayo, es decir, dentro de escasamente un mes y dos días (esta es la de arena, mucha arena).
Primero hablemos sobre la vacunación, un proceso que está costando no solo en España, sino en el resto del mundo. En los países con menos recursos piden a gritos que pasemos de las malditas patentes y nos centremos en lo importante, la vida humana, mientras que, en el primer mundo, como estamos aburridos, no pocos han empezado a difundir bulos y rumores sobre las vacunas, o como ellos y ellas las llaman: las “cacunas”.
Cuando leí este término me dio inevitablemente por reír, porque por una parte está la realidad de que ninguno de los que habla así de las vacunas tiene la menor noción de medicina (algunos de hecho no tienen ni dos dedos de frente), pero de ahí a que descartemos completamente un medicamento autorizado internacionalmente por distintos países y administraciones… no sé yo si estamos en situación de cuestionar algo que se ha demostrado que funciona.
Pero no nos quedemos aquí, que el plato fuerte es el segundo, el gobierno ahora ha decidido que es buena idea levantar el estado de alarma a las puertas de la cuarta ola y ante la mejora estival del clima que caracteriza al mes de mayo… Tal vez se le deba explicar largo y tendido al presidente lo que supone levantar el estado de alarma, y es que sin él, las limitaciones en la movilidad, en las reuniones o los toques de queda no tendrán un fundamento legal, o lo que es lo mismo, se extinguirán porque nadie podrá sancionarnos.
Como decía el señor Lobo “No empecemos a chuparnos las p*llas todavía”, esto que a priori parece una muy buena noticia podría convertirse en el trampolín que necesita la cuarta ola para llegar a todos su esplendor, ¿acaso nos imaginamos ahora reuniones de 50 personas? ¿Alguien, después de todo lo vivido, vería con buenos ojos que nos juntemos sin mascarilla en espacios privados o que bajásemos totalmente la guardia?
Desde mi punto de vista esto de abandonar el estado de alarma solo nos va a traer problemas, descontrol y todavía mayor dificultad a la hora de rastrear los contagios. Pero bueno, parece que nos pueden siempre las prisas por abrir, y luego lo pagamos doble. Así nos va, espero equivocarme y, aunque pueda invitar a 300 personas, celebraré mi cumpleaños este mayo con mi círculo más cercano. A vosotros os deseo salud, pero además de salud os deseo buena cabeza.