Hoy tenía pensado contar un par de cosas curiosas sobre los vinagrillos que aprendí el otro día (resulta que no son plantas autóctonas, sino que fueron introducidas desde Sudáfrica en el 1850 y los ejemplares asilvestrados que vemos por doquier tienen su origen en especímenes “escapados” de los jardines), pero como tengo la mala costumbre de leer la prensa, me he encontrado con el artículo de La Opinión de Murcia (ya saben, uno de esos periódicos a los que Diego Conesa pedía que sus alcaldes hicieran “guiños” con dinero público porque “les están ayudando mucho”) en cuyo titular se afirma que la declaración de Felipe García Provencio “exculpa” a Conesa de su imputación, y ya me han torcido la intención. (Con lo fácil que es hablar de flores, que es una cosa agradable en la que descansar la mente y que no molesta a nadie).
No. Que Felipe afirme que fue él el que archivó la multa no exculpa a Conesa. En todo caso, inculpa también al concejal de Hacienda y Seguridad Ciudadana, que no es lo mismo que exculpar al exalcalde y actual secretario regional socialista. No sabemos cuantos guiños habrá costado que escriban ese titular o si lo habrán hecho de gratis, “que el que regala bien vende, si el que recibe lo entiende”. Por lo pronto, el culebrón sigue.
Por cierto, llamativa como una mata de vinagrillos en mitad de un campo verde, iba la señora alcaldesa vestida de rojo este Viernes de Dolores en el homenaje a la Virgen, que uno siempre se queda con la duda de si sería a propósito o al descuido.
Pensando en los vinagrillos y en la alcaldesa, otra cosa curiosa sobre estos. Se usan en agricultura ecológica en el cultivo de cítricos por su carácter tapizante, por guardar la humedad y porque se secan para cuando va a ser necesario faenar entre ellos. Vamos, que ocupan el sitio, y no estorban.