Hay algo profundamente preocupante en la forma en que la izquierda está gestionando el Ayuntamiento de Alhama de Murcia. Con esto quiero hablar de una realidad que empieza a doler: la izquierda no tiene ni idea de lo que cuesta ganarse un sueldo.
Muchos de los concejales del equipo de Gobierno actual no han trabajado jamás en la empresa privada, ni saben lo que significa cotizar, pagar una nómina o levantar un negocio. Y eso se nota. Se nota en cada decisión, en cada desprecio por el esfuerzo de los vecinos que cada año hacen frente al IBI, a los impuestos de circulación, al recibo del agua, a las tasas municipales… en definitiva, a una carga fiscal que exige responsabilidad y rigor desde el otro lado.
Pero lo que está ocurriendo en Alhama roza lo incomprensible. Mientras tenemos parques en mal estado, aceras levantadas, caminos sin mantenimiento y jardines abandonados, el gobierno de PSOE, IU y Toni Sibina decide gastar 1.600.000 euros en una remodelación innecesaria de la Plaza de la Constitución. Una obra faraónica que ni ha sido consensuada con los vecinos ni respeta el patrimonio histórico ni natural de nuestro municipio, como han denunciado técnicos y asociaciones. ¿El colmo? Que para ejecutar esta 'hazaña' han devuelto una subvención de casi 400.000 euros otorgada por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, sólo porque el proyecto no era de su color político. ¿Cómo se justifica semejante derroche?
La respuesta es tan simple como cruda: a esta izquierda no le duele el dinero porque según ellos "el dinero no es de nadie". No sabe lo que es pelear una nómina, pagar autónomos o cuadrar las cuentas a fin de mes. Por eso les parece bien desperdiciar recursos públicos, eliminar árboles históricos o duplicar presupuestos sin rubor.
La gestión municipal no puede estar en manos de quienes no saben lo que cuesta un euro. Cada decisión debe estar pensada para mejorar la vida de los vecinos, no para satisfacer pactos políticos o alimentar egos personales. Gobernar no es imponer. Gobernar es escuchar, planificar y ejecutar con responsabilidad.
Y si algo merece respeto, es el esfuerzo de cada alhameño que paga sus impuestos esperando que ese dinero vuelva en forma de servicios útiles, seguridad, limpieza y bienestar. No en forma de plazas vacías, árboles talados y gastos duplicados.
Alhama necesita gestores, no aficionados. Y desde el PP lo seguiremos recordando, pleno tras pleno, calle a calle. Porque lo que está en juego no son los proyectos de un partido. Es el futuro de todo un pueblo.
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