Por tercera vez este curso, el IES Valle de Leiva ha activado su protocolo contra el calor, evidenciando el abandono institucional que sufre la comunidad educativa alhameña. A diferencia de ocasiones anteriores, hoy no hubo sorpresa: ni el profesorado, ni el alumnado, ni las familias se vieron desbordados por la interrupción repentina. Pero esta 'normalización' del caos no mitiga la indignación. Que nuestros jóvenes deban dispersarse bajo temperaturas extremas (algunos recorriendo largas distancias) o que las familias tengan que reorganizar sus vidas laborales ante aulas inhóspitas, no es un problema logístico: es un fracaso político.
A pesar de contar con un protocolo propio, el IES Valle de Leiva opera con umbrales de temperatura inaceptables. Mientras la normativa autonómica suspende clases al superar 27°C, nuestro centro resiste hasta 30°C, un límite que hoy se alcanzó nuevamente. Esta disparidad no es casual: refleja la dejadez de una Consejería de Educación que, pese a conocer el problema, ignora sistemáticamente las demandas del Ayuntamiento. El resultado es una 'trampa de calor' que roba horas lectivas y compromete el bienestar de estudiantes, un drama que se repetirá en septiembre y octubre, meses aún tórridos.
Va siendo hora de aclarar responsabilidades. Los ayuntamientos, como Alhama, gestionan el mantenimiento de colegios de Infantil y Primaria, además de servicios como comedores o actividades extraescolares. Pero en institutos públicos (competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma), nuestra capacidad de acción es limitada: podemos denunciar y apoyar, pero la inversión en infraestructuras (como aire acondicionado) depende de la Consejería. Esta división no puede ser excusa para la inacción.
Inadmisible es también el abandono de otras infraestructuras educativas, como el CEIP Sierra Espuña, cuyo ascensor-salvaescaleras para alumnos con movilidad reducida lleva años bloqueado por la Consejería. Esta negligencia vulnera el derecho a la educación inclusiva y ahonda la brecha entre nuestros centros y los de municipios mejor atendidos. La imagen es clara: una Región que retrocede al desmantelar políticas educativas sólidas.
Tanto el IES Valle de Leiva como el CEIP Sierra Espuña son ejemplos de un patrón: la Comunidad Autónoma elude sus competencias, mientras el Ayuntamiento, con recursos limitados, intenta paliar carencias que no le corresponden. Exigimos que la Consejería asuma su responsabilidad en Secundaria y atienda proyectos pendientes en Primaria. No es cuestión de calor o presupuestos: es de voluntad política.
Que nadie se confunda: desde el Ayuntamiento de Alhama no cejaremos en la presión. Nuestros estudiantes merecen instalaciones dignas, y las familias, certezas. Basta de parches: la educación pública exige soluciones permanentes y un compromiso real. La próxima vez que el termómetro marque 30°C, no debería ser el centro quien actúe: debería ser la Consejería quien prevenga.
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