No se negocia con terroristas

Los que crecimos en los noventa lo teníamos clarísimo entonces, era una de esas verdades universales que se repetían una y otra vez en las películas de acción. Negociar con terroristas es el camino a la perdición porque nunca se atendrán a la palabra dada, siempre pedirán más y más abocándote a su ilegalidad y falta de escrúpulos, estrechando el lazo hasta la asfixia sin ningún tipo de remordimientos.

Los críos de ahora no lo tienen tan claro, quizá porque aquella certeza se perdió, con los últimos restos de nuestra ingenuidad generacional, cuando no solo vimos negociar “el final” de ETA, sino que les vimos ascender a los altares de socio de gobierno. No lo sé. El caso es que, a pesar de todo, las creencias que uno adquiere en la adolescencia, resultan pegajosas, persistentes, difíciles de eliminar.

Estos días hemos asistido a cámara lenta a la expulsión de Antonio José 'Toni' Sibina del equipo de Gobierno. Poco ha sido lo que ha trascendido de un proceso que se antojaba anunciado, pero quizá el mejor resumen sea el título de este artículo. Por muy buena voluntad que se tenga, por mucha predisposición que haya, no se puede negociar con aquellos que solo buscan tu destrucción y no muestran el más mínimo escrúpulo ni lealtad a la palabra dada. No, al menos, si uno no está dispuesto a cualquier cosa por mantenerse en el poder a costa de todo y todos.

El equipo de gobierno de María Cánovas ha hecho bien en deshacerse de este concejal, aunque le cueste gobernar en minoría, o una moción de censura y no gobernar, y así se lo manifestaron los numerosos afiliados y simpatizantes que se juntaron en la sede del PP local el pasado lunes por la noche. No se puede negociar con terroristas, y ya no hay duda de que eso es lo que es este hombre.

No se les puede reprochar que no lo hayan intentado hasta el final, pero ya nadie puede mirar hacia otro lado y hacer como que no se da cuenta de lo que verdaderamente es.

Los socialistas lo saben, ya lo han tratado y sufrido en su anterior etapa como funcionario, y por eso se debaten entre el ansia por el poder y la seguridad de que introducir un escorpión así en su equipo no puede salir bien ni para Alhama ni para ellos. Él, sin embargo, cree que, a pesar de que, según dice, “le ofrecieron hasta la Alcaldía”, todavía puede exprimirles más aún.