Bordados, bolillos, vainicas, bordes, macramé... Las mujeres de la Asociación Cultural San Lázaro muestran el resultado de su trabajo constante y cuidadoso a lo largo de los últimos meses. La exposición, que ha quedado inaugurada con el inicio de la Feria, se puede contemplar en los bajos del Centro de Ocio de Mayores.
Allí, los visitantes tendrán ocasión de admirar diferentes piezas elaboradas por la treintena de mujeres de esta asociación que mantienen viva la tradicional manera de realizar estas labores. Así lo vienen realizando desde hace casi treinta años. En aquella época, cuando empezó a funcionar la asociación, sumaban entre 80 y 90 socias; todas mujeres, como era evidente entonces por el nombre que las agrupaba: Viudas de San Lázaro.
Hoy, bajo el nombre de Asociación Cultural San Lázaro, algunas cosas han cambiado. Son menos socias, pero sigue sin haber hombres porque nunca se han planteado abrir sus puertas al género másculino, aunque no es una posibilidad que rechazan.
Tampoco hay chicas jóvenes. Hace algún tiempo, una de las socias llevó a su nieta, pero la niña no estuvo mucho tiempo. Hoy los jóvenes se aburren con este tipo de actividades. No parecen dispuestos a emplear días y horas de esfuerzo y trabajo meticuloso a la espera de ver los resultados meses después.
Alumnas y maestras
La Asociación Cultural San Lázaro abre sus puertas los lunes, miércoles y viernes. Empieza su actividad en septiembre y se prolonga hasta junio. Su calendario es similar al de los colegios, pero aquí no hay profesores y alumnos. Hace unos años sí los hubo. Entonces recibían una subvención del Ayuntamiento que permitía contratar a monitoras. Hoy, son las socias las que aprendren y enseñan unas a otras. De este modo, la 'maestra' de bolillo puede ser a su vez 'alumna' de bordados.
Las personas interesadas en participar en esta actividad debe abonar 15 euros anuales. El dinero recaudado así, con las cuotas de las socias, no es mucho. Sin embargo, bien administrado, les permite realizar excursiones, meriendas o comprar algún obsequio. Es la prueba de que, además de habilidosas artesanas, son unas admirables administradoras, dos cometidos que tradicionalmente han recaído sobre las mujeres y que son cualidades muy importantes en cualquier hogar.
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