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La culpa colectiva de un crimen
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La culpa colectiva de un crimen

Ni la oleada de violencia e intolerancia que estamos viendo es gratuita (es decir, sin una motivación detrás), ni el resto de la sociedad somos ajenos a ella. Y es que este tipo de crímenes, de actos propios de una sociedad intolerante, no se gestan de un día para otro

Por Antonio García Martínez
miércoles 07 de julio de 2021, 19:06h

Ni la oleada de violencia e intolerancia que estamos viendo es gratuita (es decir, sin una motivación detrás), ni el resto de la sociedad somos ajenos a ella. El crimen homófobo que ha tenido lugar en A Coruña este 1 de julio, en la que un joven de tan solo 24 años ha sido asesinado al grito de “maricón” no nos puede sorprender tanto como algunos afirman, especialmente con el curso que lleva España estos últimos años.

Y es que este tipo de crímenes, de actos propios de una sociedad intolerante, no se gestan de un día para otro. Sino que están íntimamente relacionados con nuestro día a día, con lo que se va construyendo poquito a poquito. Hechos como:

-Que alguien aparezca en la televisión nacional, en el periódico o en los medios de comunicación locales vomitando odio, porque no es otra cosa, día sí y día también contra todos los que no piensan como ellos.

-Que haya partidos dentro de nuestro sistema democrático que pacten, se den la mano y le rían las gracias a aquellos capaces de afirmar frases como “Si mi hijo es homosexual, prefiero no tener nietos”.

-Que muchos españoles y españolas hagan oídos sordos o directamente digan “Joe tío, a mí no me ralles la cabeza con la política que yo soy apolítico jajajaja”

-Y por último y como pieza clave, que existan pensamientos extremistas, lejos de nuestros valores democráticos, que alientan al odio y a la intolerancia (como ya sucedió con el director de la revista El Jueves).

Todos estos son, en mayor o menor medida, cómplices de los actos de intolerancia, de los insultos callejeros, del acoso, de las palizas y de todos los actos que manifiestan abiertamente intolerancia y que por supuesto no representan para nada a España. Cuando nos mantenemos equidistantes o decimos no posicionarnos en una situación de injusticia, de desigualdad, estamos siendo cómplices directos de la represión que sufren algunos sencillamente por ser quienes son.

Ahora mismo las redes arden, dándose cuenta de que cómo se ha ido asentando el odio y la intolerancia en la política y la sociedad española durante mucho tiempo. Solo espero que la próxima vez que un político español se atreva a decir frases como “En España hemos pasado de dar palizas a homosexuales a que ahora impongan su ley” no tengamos que esperar un año y medio y que ocurra una desgracia para ponernos frontalmente en contra, porque si individualmente recogemos lo que sembramos a nivel de país no es diferente.

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