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España 2050

España 2050

Se puede vivir así. De hecho los españoles ya lo hemos hecho, España ya ha pasado por eso y lo ha disfrutado en tanto que venía de tiempos peores y tenía en el horizonte mejoras y progreso. La diferencia es que ahora esto se nos propone como aspiración

domingo 23 de mayo de 2021, 19:18h
Pedro Sánchez quiere que volvamos a sacar agua del aljibe pero que lo hagamos sintiéndonos modernos, avanzados y “por las razones correctas”. No quiere acabar con la clase media, claro que no, solo quiere una España en la que no se coma carne habitualmente (en el mejor de los casos pollo en domingos y fiestas de guardar), con arbitrios entre ciudades, viajes y movimientos limitados a lo imprescindible para la gente corriente, en la que la gran mayoría de la población esté subvencionada para llegar al nivel de subsistencia, la posibilidad de la jubilación se vea como algo remoto, los impuestos a la actividad sean tan altos que solo haya posibilidad de vivir en negro o sufrir al cacique de turno que administre el trabajo que haya como si fuera limosna.

Pedro Sánchez quiere que abandonemos los cultivos de hortalizas, que demandan mucho agua, y nos centremos en el secano. Que la gente se alimente de pan y lentejas, que son muy sanos y que cada vez haya menos críos para que gastando lo mismo suban los ratios de gasto por alumno, que son los que te dejan luego bien en las estadísticas. Que vivamos, en fin, un poco como en la España de los 70, pero en moderno, es decir, que para vivir como se vivía en los 70 tengan que trabajar los dos miembros de la pareja y tener como mucho uno o dos hijos. Que aumente claramente la diferencia entre clases, que no cualquiera pueda tener o usar un coche, irse de vacaciones o zamparse un pollo asado. Que el chuletón vuelva a estar reservado a quien lo merece y que la plebe pague a precio de cubata las cocacolas.

Se puede vivir así. De hecho los españoles ya lo hemos hecho, España ya ha pasado por eso y lo ha disfrutado en tanto que venía de tiempos peores y tenía en el horizonte mejoras y progreso. La diferencia es que ahora esto se nos propone como aspiración desde el gobierno. El gobierno aspira a conseguir que en 2050 los españoles sean pobres y además, estén encantados con ello, trabajen para conseguirlo. Y está tan contento con la idea, que incluso monta un espectáculo para contárnoslo.

La única esperanza la encontramos, como siempre, en los clásicos, en esta ocasión en la historia aquella del que convenció a un rey de que en treinta años hacía hablar a un burro y obtuvo de él riquezas y comodidades en el entretanto, con el aviso de que si no lo conseguía se cobraría su cabeza, y que cuando su hijo le llamó insensato, le respondió “Mira hijo, el rey no es joven, tu padre ha visto ya muchas primaveras y este burro hace mucho ya que dejó de ser un potrillo. En treinta años, o el rey, o el burro o yo, uno de los tres se ha muerto.”
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