A estas alturas de la película somos muchos los que conocemos el texto sobre las diez estrategias de manipulación masiva, a saber, distracción, generación de problemas por desatención para poder presentar determinadas decisiones como soluciones, gradualidad (aquello del cuento sobre como hervir una rana), alejar las cosas negativas en el tiempo (sí, pero esto no es para hoy, si acaso para 2023), infantilizar al público adoptando actitudes patriarcales o maternales y lenguaje sencillo, apelar a la emotividad para evitar que la gente piense, mantener al público en la ignorancia para que no puedan analizar los datos por sí mismos, manteniéndoles ocupados en el caso de que manifiesten interés con múltiples datos anecdóticos, la utilización de influencers y corrientes de opinión, y el refuerzo de la autoculpabilidad.
No es ninguna novedad. La distracción es lo que hace un tipo que se corta el pelo el día en el que se presenta una candidatura en su partido que no es la que él había designado, alejar en el tiempo lo desagradable, lo que hace un gobierno cuando dice que sí, que su intención es cobrar peajes en las carreteras pero “para 2023” , lo de infantilizar al público lo que hace Mariola cada vez que abre la boca y lo del refuerzo de la autoculpabilidad es lo de abroncar a los vecinos cuando se quejan del estado de los contenedores o de la limpieza de las calles diciéndoles que “están sucias porque la gente es sucia”. Conocer estas máximas y observar la acción de los políticos de todos los colores es una manera fácil de indignarse. Cuando uno nota alguna de estas maniobras sabe que le están intentando manipular, así que es importante preguntarse el por qué y mirar un poco más allá.
Curiosamente, la Biblia tiene una máxima útil para discriminar entre ellos. Por sus frutos los conoceréis.
Pd: La brutal subida de la cuota de autónomos que se plantea no soy capaz de asignarla a ninguno de los mecanismos. Cuales van a ser sus frutos automáticos no hace falta que lo diga yo.
Si (
No(
