La escritora se pone del lado de quienes piensan que los padres no deben ser los protagonistas de las vidas de sus hijos; no deben regalarles los éxitos ni ahorrarles esfuerzos. Porque, en definitiva, los jóvenes tienen derecho experimentar sus propios e inevitables fracasos y alegrías. Es justo darles la oportunidad de intentar alcanzar la Luna.
Quisiera explicaros de golpe la vida de golpe, pero hay que vivirla.
Contaros algunos pequeños detalles que os la harían bonita.
Quisiera, hijos mismo, bajaros la Luna que veis allí arriba,
pero es más hermoso que subáis vosotros a por ella un día.
Así es como se hacen las personas fuertes, subiendo peldaños para conseguirla...