Una noche, mientras descansaba en su cama tras el tratamiento de quimioterapia, la Luna se coló por una rendija de la ventana de su habitación. Esa casualidad empujó a Magdalena Sánchez Blesa a escribir este poema:
Anda que no hay cielo y anda que no es grande la Luna de plata.
Y mira por dónde, coincide esta noche y va y se me cuela por una rendija que hay en mi ventana.
Anda que no es grande la Luna del cielo y anda que no es rica. Y anda que no es alta.
Y todas la noches, cuando me desvelo, a la misma hora la encuentro callada, sencilla y pequeña...