Satisfaciendo curiosidades

Hoy voy a aprovechar el espacio que me dejan en Siete Días para contaros quién es María Cánovas, la portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento de Alhama y una persona a la que aprecio sinceramente y parece que el partido socialista tenga miedo, envidia o una especial inquina que podría estar motivada y yo os voy a explicar.

María es cucala y además no le gusta mucho echarse flores, así que mucha gente no tiene ni idea de quién es. Su abuelo fue un hombre religioso que gastó gran parte de su fortuna en diversas obras de caridad. Una de ellas, aquí mismo en Alhama, donde sufragó la construcción de los salones parroquiales de la iglesia de la Concepción. En Beniaján podéis preguntar por él.

Su padre montó en su momento una empresa de importación exportación junto a sus hermanos, lo que le llevó a trasladarse con toda su familia a París durante unos cuantos años en los que transcurrió la infancia de María. Vino a España ya casi adolescente y tuvo que estudiar y esforzarse para pillar el paso, ya que aunque hablaba español en casa, no lo había estudiado académicamente. Tras el instituto estudió el grado de Ciencias del deporte en UCAM. El año que acabó el grado consiguió una beca del Consejo Superior de Deportes para hacer investigación, empezó a estudiar Magisterio en Madrid y lo simultaneó con un máster de investigación en Educación Física y Salud, finalmente, y a la vez que participaba en numerosos proyectos de investigación europeos y nacionales se doctoró, otra vez de vuelta en UCAM y no es de extrañar que empezara a trabajar allí casi inmediatamente después como profesora universitaria y de FP y que fuera también allí donde conoció a Martín “El Mele”, a quien sí que conocéis, y con el que acabaron eligiendo Alhama para fundar su familia.

Hasta ahí lo que ya había pasado cuando yo la conocí en el equipo que armó Luis Franco para afrontar las elecciones de 2019.Una chica guapa, inteligente, trabajadora, con una excelente capacidad de coordinación de equipos, que le dice lo que le tiene que decir a quien se lo tenga que decir, que pone alegría y pasión a todo lo que hace y que a la misma vez que lleva su familia y su trabajo adelante, estudia lengua de signos, hace investigación y divulgación, teatro, trabaja con ONGs solidarias y mantiene un sentido de la justicia, de lo que está bien y de lo que no lo está, que ojalá tuvieran la mitad de los concejales que se sientan en el equipo de gobierno.

Con todas estas cualidades, la manera en la que rápidamente llegó a ser la líder del equipo no pudo ser más natural. De hecho, la manera en la que llegamos a ser amigas no pudo ser más inevitable. A mi me pirran las mujeres capaces e inteligentes. No puedo disimularlo. Supongo que porque sé el esfuerzo extra que supone siempre esa excepcionalidad para las mujeres adultas.

Una vez dicho todo esto espero que entendáis las ganas de decirle tonto y alguna cosa más que me entran al oír pleno tras pleno o leer en Facebook las tonterías que Antonio Caja dice sobre que si ella va o no a las sesiones informativas o si participa más o menos en los plenos. María participa entodos los plenos, hable ella o no, no necesita “chupar cámara” para brillar, igual que tiene toda la información de las sesiones porque los concejales que asisten se la reportan inmediatamente. Yo sé de la cantidad de reuniones que tiene en Murcia todas las semanas, yo misma le echo la bronca porque no sube a redes ni el 10% de ellas (se les da mucho mejor trabajar que contar lo que trabajan y que la gente se entere y eso es algo que a mi me repatea un poco), sé de las que tienen con personas del pueblo que les plantea problemas o les explica sus situaciones y del trabajo que se toman para mediar entre instancias y tratar de encontrar soluciones.

Creo que ella hace bien en no explicar si le representa otra persona porque ella está reunida con un consejero, es un tribunal de tesis, ha llevado a su hijo al pediatra o simplemente pasa de aguantar las turras con las que los concejales de gobierno entretienen a los de la oposición a sabiendas de que ellos, el día siguiente, no irán a trabajar y no pasará nada.