Caminos mentales

Una cosa que me ocurre muchas veces estudiando temas de la oposición es que me quede “enmimismada” con la historia de cosas que han llegado a ser tan cotidianas que “damos por hechas”. A veces no puedo evitar “tirar del hilo” y acabar aprendiendo cosas que no son las que debo memorizar si alguna vez quiero una plaza fija.

Ayer estaba estudiando el funcionamiento de los bancos de sangre y las transfusiones, y me encontré con un detalle curioso. El primer banco de sangre móvil se utilizó en España, en el bando republicano en la Guerra Civil. Hay discrepancias de semanas sobre si lo montó un catalán o un médico canadiense, pero hay consenso en que fue entonces y allí. El canadiense, un tal doctor Bethune, merece una película para él solo. No sólo montó un sistema de recolección de sangre de civiles para llevar al frente, sino que también acudió en ayuda de la población civil que huía de Málaga en la Desbandá.

Su aventura española, sin embargo, terminó abruptamente. Demasiado indisciplinado. Rumores de que utilizaba sangre de muertos recientes para trasfundir. Miedo. Acusaciones de alcoholismo y una tendencia importante a pensar por sí mismo hicieron que le echaran y no le dejaran volver a España y acabara haciéndose un héroe del Ejército Rojo chino.

El camino mental que va de esto hasta la gente que se queja de que le llaman para vacunarse del COVID en localidades distintas a las que habitan se lo dejo al lector. Que ese tipo de caminos mentales sean habituales en mi es una de las razones por las que me dedico a escribir, para no perder el hilo. No sé si serán tantos, pero aquellos que no puedan acudir a esta llamada serán vacunados en sus pueblos o en sus casas si fuera necesario cuando se acabe de vacunar a los de su grupo de edad.