Cuerpo de rey y juicio de pobre

Así viven algunos. Tras la inmensa cantidad de veces que se compartió el (confuso) video de la escritora Tatiana Ballesteros, España se ha dado de bruces con la realidad, ayer cuando nos enterábamos de que las infantas Cristina y Elena se habían vacunaban en Abu-Dhabi para poder ver a Juan Carlos con “seguridad”.

Sin entrar en comentarios sobre el emérito (el cual ha tenido que pagar alrededor de 4 millones de euros hace poco por un asuntillo de Hacienda) me gustaría preguntar donde está toda esa gente indignada, ¿dónde? Cuando vemos como muchos políticos de uno u otro partido se dan la vidorra, gastan lo indecible y malversan nos tiemblan los nervios, gritamos y deseamos muertes. ¿Qué decía la tal Tatiana en el video…? ¡Ah sí! “Dejad de subiros el sueldo mientras España se muere”

Y claro es que el doble rasero está ahí, existe. No me imagino yo a toda esa masa de muy españoles y mucho españoles pidiendo explicaciones sobre vacunaciones irregulares de miembros de la Casa Real en el extranjero (y a saber con qué dinero), a pesar de que luego les quita el sueño si un político al que no han votado aplaude o deja de aplaudir. Pero los dobles raseros siempre han estado ahí.

Pongamos por ejemplo el caso del polémico y cercano 8M, ¿qué va a pasar? Por ahora no hay nada claro, se siguen citando por redes sociales concentraciones y de nuevo vemos como lo que escuece del vecino ni lo vemos en nuestra casa. Muchos miembros de la derecha se lanzaron, con la aparición del Día de la Mujer Trabajadora en el horizonte, a comentar, descalificar e incluso insultar a quienes decidiesen participar en este acto. Decían cosas como “¿Pero a quien se le ocurre?” o “Es que no han aprendido nada”, claro, luego se callaron algo más cuando vieron el multitudinario acto de VOX en Sevilla, parece que si las y los que se juntan no son feministas el virus no contagia o algo así.

Desde aquí todo mi respeto a todas las personas que decidan participar en concentraciones autorizadas por los organismos competentes y que lo hagan desde el respeto y el sentido común. Por mi parte, por la seguridad de mi familia, amigos y alumnos, he decidido no reunirme de forma multitudinaria hasta que todo esto haya amainado, pero no pienso caer en el insulto fácil o en la chuche de juzgar como me interese en ese momento.

Feliz semana a todos.