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La Batracomiomaquia del sudeste
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La Batracomiomaquia del sudeste

¿Cómo se explica que siendo Murcia el bastión del Partido Popular no se luche para que tengamos un buen servicio de cercanías decente o cómo es posible que el líder de los socialistas murcianos, que tanta gala hace en redes de su cercanía con el Presidente, no dé un golpe en la mesa para conseguirlo?

Por José Luis Aledo Martínez
domingo 24 de enero de 2021, 18:49h

De entre las obras clásicas que han llegado hasta nosotros me quedo sin duda con un brevísimo canto atribuido al rapsoda Homero titulado 'La Batracomiomaquia', o lo que es lo mismo, “La batalla de las ranas y los ratones”. Más allá de lo chistoso de esta hilarante sátira de la Ilíada, lo cierto es que uno puede encontrar similitudes con nuestra política.

En Madrid tenemos a los héroes homéricos de primera línea convirtiendo el Congreso en un polvorín dialéctico sobre temas de primera necesidad, tales como tapar los chanchullos de un rey persa exiliado en Emiratos o si Europa va a poder seguir mirando para otro lado ante la tragedia que viven muchos españoles al no tener ni agua caliente en sus casas, mientras que en Murcia tenemos a los caudillos de las ranas y los ratones a zarpazo limpio por ver quién le tuerce el brazo al otro, mientras que seguimos con un servicio de cercanías deficiente y con titulares cuasi diarios que trasladan al mundo los abusos que se cometen en nuestro sector agrícola, y de los que, sin duda alguien, deberá dar cuentas cuando acabe esta pandemia.

Dado que a raíz del último dominical que publiqué en este medio hubo quien tuvo la desfachatez de insinuar que yo trabajo para el Partido Socialista de Alhama, en tanto que mi postura con respecto a los hechos acaecidos en las confirmaciones, me veo en la obligación de lavar mi buen nombre, a la vez que darles unas pinceladas acerca del pensamiento de un servidor acerca de los Partidos de la Vieja Guardia, puesto que ya habrá tiempo para dar garrotazos a los otros siempre y cuando no me quiera mandar a galeras algún lector/a con la piel de cristal, al que recomiendo con todo mi corazón que tenga el bicarbonato a mano no vaya a ser que la salga una úlcera.

Esta semana que toca a su fin ha estada marcada por las noticias de que el exconsejero de Salud, Manuel Villegas, y la aún alcaldesa de Molina, Esther Clavero, se habían sumado a la vergonzosa práctica de otros alcaldes, tanto socialistas como populares, así como a la del consejero de Sanidad de Ceuta. Más allá de profundizar en estos hechos en concreto, no hay dudas de que la dimisión de Villegas ha sido gracias a la presión ejercida por la sociedad, puesto que no se entiende que Guerrero, su homónimo en Ceuta, siga en el puesto, y que lo hecho en Molina es poco más que un paripé con el que los socialistas han querido mantener el tipo ante la presión de los populares, prefiero hacer un pequeño apunte.

El día después de que se declarase el Segundo Estado de Alarma, 26 de noviembre, se produjo uno de los actos más deleznables protagonizados por nuestra clase política con anterioridad a este salvase quien pueda por inyectarse vacunas protagonizado por batracios que no merecen ni el calificativo de demócratas: la gala de premios del periódico El Español. A dicho acto, además de ministros del Gobierno y el líder de la oposición, acudió nuestro excelentísimo presidente autonómico, Fernando López Miras. En su momento, aún afligido por una gran pérdida que había vivido en octubre, me pregunté cómo era posible que ninguno de los que acudieron al acto, independientemente del signo político, hubiese tenido las agallas de dar un paso al frente y poner su cargo a disposición de la ciudadanía. Luego recordé dónde estamos y ese San Benito, cada día más acertado, que nos colgaron en el XVIII los europeos: “África empieza en los Pirineos”.

Lo triste es que aún pensamos que los últimos eslabones de una larga cadena política como son los políticos locales y/o regionales tienen la voluntad de hacer de nuestra Región un lugar mejor. A pesar de que alguien vendrá contradecirme enumerándome los avances que ha hecho su formación desde Alhama y el retroceso de sus competidores, estoy seguro de que algún alhameño (o alhameña) sin miedo le dirá que cómo se explica que siendo Murcia el bastión del Partido Popular no se lucha para que tengamos un buen servicio de cercanías decente o cómo es posible que el líder de los socialistas murcianos, que tanta gala hace en redes de su cercanía con el Presidente, no da un golpe en la mesa para conseguirlo. Siempre nos quedará montar bulla como en Teruel.

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