Cuanto más tiempo pasamos en este confinamiento más me jode acertar en lo que me imagino que pasará. Este martes, entre aquel barullo que se montaba en los medios y las redes sociales, me di cuenta de la gran hipocresía de la que padecía nuestra población. Todos, o casi todos, los ciudadanos nos llenábamos la boca afirmando que el confinamiento debía ser gradual, muy poco a poco y que no debíamos esperar una rienda suelta de forma automática, sino que iríamos consiguiendo más movilidad con el paso del tiempo. Pues parece que no todos hablábamos tan enserio como lo decía yo.
El Gobierno nacional anunciaba el martes que ahora los menores de 14 años podrían ir al supermercado y otras tareas necesarias. Esto fue recibido con un rechazo total por grandes sectores poblacionales, algunos mejor y otros peor argumentados, todos señalaban que aquello era exponer a los niños a los peligros de aquellos lugares, como si los padres respetasen el protocolo completamente y no hubiesen expuesto ellos mismos a los niños con anterioridad, JÁ.
Desde mi punto de vista la decisión era adecuada, dado que permitía (que no obligaba, como se lo tomaban algunos) a los padres a ser acompañados por sus hijos en salidas controladas, y acotadas temporalmente, además, como me recuerda mi amiga Helena (enfermera), en los supermercados se controla las distancias así como el aforo total.
Pero bueno, cuando expuse todo esto en mis redes sociales no pocos padres y madres, que tanto saben, me decían que era un despropósito y que los niños debían salir a la naturaleza y a la calle, imagino que ya habrían ideado un turno de salidas y tal. Yo no me metí demasiado, estoy aleccionado desde las conversaciones que tuve con el PIN parental hace escasos meses los padres murcianos ya me dejaron muy claro que ellos saben perfectamente lo que se hacen con sus hijos.
Todos estos gritos de libertad en redes y en otros medios acabaron siendo escuchados, y el Gobierno, ni corto ni perezoso acabó autorizando una desescalada mayor para los niños, así como demandaban los padres. Cabe decir que parte de ellos se volvieron a quejar cuando cambiaron de parecer, la cosa es quejarse.
Este desconfinamiento algo más brusco acabó por encajarse en una Europa que ya está mucho más libre que nosotros, pero que también es mucho más respetuosa, dado que nuestros vecinos portugueses o franceses parecen tener mucha más conciencia que nosotros, y tienen presente que salir sin distanciamiento social y sin orden provocará más muertes.
En España, un país en el que lamentablemente hemos tenido que despedir a muchos compatriotas, parece que no lo entendemos, y todo este control y conocimiento de los padres parece desmoronarse en las primeras 18 horas de desconfinamiento infantil. La Opinión publica esta mañana un artículo en el que vemos la Gran Vía murciana como si fuese un desfile infantil, y a mí, que no entiendo esta falta de insolidaridad, me hierve la sangre. Ha pasado exactamente lo que predecía, nos dan la mano y tomamos el brazo entero y lo que pillemos, de nuevo demostramos que no estamos preparados para gestionar nuestra nueva “libertad”, nuestros nuevos permisos.
Ojalá me equivoque esta vez, pero nos alejamos con esta nueva situación a un nuevo confinamiento, y lo peor, de nuevo a la carga de nuestro sistema sanitario así como a un mayor número de muertes, espero sinceramente que ninguna sea de un niño, dado que sería la víctima directa de la irresponsabilidad de los padres.
Si (
No(
