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Antonio García (IU): ¿Dónde queda el mérito?
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Antonio García (IU): ¿Dónde queda el mérito?

Reflexiones sobre la suspensión de las matrículas de honor en la Región de Murcia

Por Antonio García Martínez
viernes 16 de mayo de 2025, 23:50h
En las últimas semanas, la comunidad educativa de nuestra Región se ha visto sacudida por una decisión difícil de justificar: la suspensión provisional de las matrículas de honor en 4º de ESO y 2º de Bachillerato. Esta medida, tomada por la Consejería de Educación de la Región de Murcia, afecta directamente a cientos de estudiantes que han trabajado con esfuerzo y constancia para conseguir esa distinción académica, en muchos casos con la mirada puesta en la ayuda económica que representa, especialmente al finalizar Bachillerato.

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

El origen de esta problemática se encuentra en la decisión de la Consejería de incluir, mediante una orden publicada el pasado julio, la calificación de la asignatura de Religión en el cálculo de la nota media del expediente académico a efectos de otorgar matrículas de honor. Una asignatura que, si bien es de oferta obligatoria, es de elección voluntaria para el alumnado y, lo que es más preocupante, no tiene una alternativa evaluable para quienes optan por no cursarla. Esto ha generado una evidente desigualdad: mientras algunos alumnos podían mejorar su media gracias a una materia de libre elección, otros no tenían esa oportunidad.

El sindicato STERM-Intersindical, junto a varias familias, denunció esta situación por considerar que vulnera el principio de equidad en el acceso a un reconocimiento oficial que tiene implicaciones reales, como es la gratuidad del primer año de matrícula universitaria. El Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJMU), atendiendo a estas razones, dictó medidas cautelares suspendiendo la validez de los artículos de la orden que incluían la Religión en el cálculo de la nota media para conceder matrículas de honor.

Pero la verdadera polémica llegó después. En vez de adaptar el sistema de evaluación para seguir reconociendo el mérito del alumnado —simplemente excluyendo la nota de Religión del cómputo, tal y como indicaba el tribunal—, la Consejería optó por suspender por completo la concesión de matrículas de honor, dejando en el limbo a todo el estudiantado de la ESO y Bachillerato, con independencia de que la medida cautelar afectara únicamente a una cuestión técnica y puntual.

Como concejal de Educación de un municipio como Alhama de Murcia, y como firme defensor de la educación pública como herramienta de igualdad y progreso, no puedo más que expresar mi profunda preocupación y rechazo ante esta decisión. No podemos permitir que un conflicto administrativo termine penalizando al alumnado. No podemos enviar a nuestros jóvenes el mensaje de que su esfuerzo no será reconocido porque no hemos sabido gestionar un procedimiento con sensibilidad y justicia.

Las matrículas de honor son, para muchos estudiantes, una forma de reconocimiento moral y también un alivio económico real, sobre todo para quienes más dependen de la educación pública como única vía para abrirse paso en la vida. Suspendiéndolas sin necesidad, estamos minando la confianza en el sistema, en los centros y en las instituciones que deberían velar por ellos.

Desde la responsabilidad institucional que ejerzo, hago un llamamiento a la Consejería de Educación para que reconsidere esta decisión, aplique las medidas cautelares del tribunal de forma proporcionada y restablezca un sistema justo que garantice la equidad en el reconocimiento del mérito académico. Porque defender la educación pública también es defender la igualdad de oportunidades, y esa defensa empieza por escuchar al alumnado y proteger sus derechos.

En momentos como este, necesitamos menos confrontación ideológica y más sentido común. Y, sobre todo, más compromiso con quienes más merecen que no les fallemos: nuestros estudiantes

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