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Una historia humana con Godzilla poniendo todo patas arriba

Vuelve la historia del monstruo cinematográfico con el que crecimos quienes tenemos ya una cierta edad, en un película que cuenta una historia dentro de otra

Por José Luis Martínez Águila
Los que tenemos ya cierta edad íbamos a la sesión matinal del desaparecido Cine Concha a ver las películas antiguas de Godzilla y lo pasábamos 'pipa' pensando que ese bicho existía de verdad en la lejana tierra de Japón. En nuestras infantiles mentes no nos dábamos cuenta que ese lagarto gigante dentro tendría a una persona pasando más calor que en el centro del pueblo a mitad de agosto. Pero disfrutábamos cuando entraba en la ciudad y destrozaba todos esos escenarios falsos de cartón piedra.

A finales de los 90 los americanos hicieron su versión con muchos efectos especiales pero ocultando el monstruo hasta los momentos finales, para darle más emoción. Y en estos últimos años se han hecho tres películas más y un 'crossover' con King Kong.

Esta de la que os hablo es otra y, para mí, la que más ha recreado la historia de lo que contaron en la primera de aquel lejano 1954, aunque con algunos matices en la historia: aquella original hablaba de cómo el pueblo japonés, tras recibir las dos bombas atómicas que le hicieron perder la guerra, descubrió que la radiación atómica había mutado a un ser y lo convirtió en el Godzilla que conocemos. En esta nueva versión (ganadora del Oscar 2024 a los mejores efectos especiales) un kamikaze de la fuerza aérea japonesa aterriza en una pequeña isla tras romper su aparato y allí se encuentra con unos militares que ven con incredulidad que este haya llegado hasta allí vivo cuando los kamikazes mueren siempre en servicio por su país.

Más tarde aparece nuestro lagarto favorito y deja todo aquello patas arriba y termina con la vida de casi todos. El 'prota' huye de allí y decide rehacer su vida en otro lugar, junto a una joven y a una niña que esta había recogido.

Este film me recuerda mucho al enfoque de la serie de 'The Walking Dead', no porque salgan zombis sino porque Godzilla está en segundo plano y lo que realmente es importante y te engancha es la historia de los humanos. Ves como todo el país está destruido, no tienen donde vivir ni qué comer porque se encuentran en ese momento tan difícil que hay después de una guerra. El protagonista principal te va mostrando poco a poco cómo es y por qué está atormentado desde hace tiempo y la razón de su sufrimiento.

De una manera sobresaliente esta película te cuenta una historia dentro de otra: primero, la lucha obligada de los pocos supervivientes civiles contra el monstruo debido a que muchos militares habían muerto en la guerra y segundo, que Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el dominio del mundo y no estaban para ayudar a Japón contra Godzilla (¿puede ser que sabían que los japoneses estaban haciendo pruebas nucleares en sus aguas y que se habían provocado el problema?).

Lo mejor: la historia casi nunca contada de los primeros días y años de la postguerra en tierras niponas. Los efectos especiales que no les costaron tanta millonada como en Hollywood y les quitó el Oscar en sus morros.

Lo peor: la escena post-créditos. Sí, sé que está chula porque te avisa de algo, pero para mí ya se ha quedado la historia contada. Que al no salir nadie famoso puede que le haya restado la visualización en más cines y plataformas digitales.

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