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La historia del San Lázaro

Con menos artes, en otros sitios, han gritado “milagro, milagro”, ya os lo digo. Que no se sabe qué es más improbable, que te toque la lotería, o que al que le toque cumpla todo aquello que dijo que haría si le tocase

Marga Estrada | Sábado 28 de noviembre de 2020


Una de las cosas que nos decimos unos a otros cuando viajamos o hacemos turismo es que vamos en pos de la belleza. Queremos ver, hacer nuestros, paisajes, monumentos, edificios históricos, gentes y maneras de entender el mundo distintas de las nuestras. Sin embargo, y desde que el viajar se fue convirtiendo un pasatiempo de lujo, lo que más hemos buscado todos al hacerlo ha sido buscar historias, vivirlas, tener algo que contar a la vuelta. Al fin y al cabo, unos y otros solo somos historias que nos contamos una y otra vez, enriqueciéndolas, modificándolas, definiéndonos en cada narración. Qué menos cuando se viaja que volver con algo nuevo que contar.

Esta verdad, que no deja de ser algo sabido por todo aquel que tiene un poco de cultura, harían bien en no olvidarla los que tienen en sus manos la promoción y conservación del patrimonio de los lugares y pueblos. Sin una buena historia detrás, un río se parece a otro río, un árbol a otro árbol, una iglesia a otra iglesia y un pueblo a otro pueblo. Las historias asociadas son las responsables que a la vuelta de un viaje, recordemos unas cosas y otras no.

Os prometo que estoy intentando desintoxicarme de la política, especialmente de la del pueblo, y que las columnas de los sábados acabarán siendo algo más, pero al final la vida real acaba contaminando siempre lo contado, y hoy pensaba despacio sobre esto a cuenta de que hace unas semanas me contaran el origen de la imagen de San Lázaro que hay en la iglesia del mismo nombre. Para el que no lo sepa, después de la guerra, y a pesar de ser San Lázaro patrón de Alhama, no había imagen (cosas de las guerras). Aquello había a un hombre, de nombre Andrés Ferré y molinero para más señas, que le molestaba bastante. Ya se sabe el tipo de comentarios que se hacen en estas situaciones “Parece mentira que no tengamos narices a conseguir un San Lázaro” “Menuda vergüenza” ”Yo si pudiera”… “Mira lo que te digo, he comprado este décimo, como me toque la lotería, por lo que queráis os digo que soluciono yo esta ausencia”. El caso es que tuvo el hombre tan buena fortuna, que el décimo le tocó, y suficiente pundonor como para comprar la imagen y donarla.

Con menos artes, en otros sitios, han gritado “milagro, milagro”, ya os lo digo. Que no se sabe qué es más improbable, que te toque la lotería, o que al que le toque cumpla todo aquello que dijo que haría si le tocase.

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