Recuerdo que, nada más llegar, empezamos a pasar clase por clase recogiendo los votos. Se me hizo la hora más larga de mi vida.
Estábamos a tercera hora, en Lengua, cuando un compañero que había tenido la suerte de estar en la mesa electoral entra. Se hizo un silencio en la clase y el profesor le preguntó: “¿Qué tal?”. Me miró y me dijo: “Felicidades, has ganado por goleada”.
En aquel momento se produjo un atronador aplauso por parte de mis compañeros. Yo entré en shock. Parecerá mentira y todos pensarían que estaba confiado en ganar, pero no: en absoluto lo estaba.
En el recreo me acerqué a dirección y descubrí que había ganado con más de 300 votos, y que mi compañero de fórmula (José Luis) y yo habíamos conseguido más de 500 en total, ocupando los dos primeros puestos en el CE.
Y, a partir de ahí, fue un no parar. No ha sido fácil. No ha sido fácil dirigir un periódico escolar (el cual he tenido que dejar este curso, muy a mi pesar), ni combinar reuniones en el instituto y fuera de él con el objetivo de cumplir lo que había prometido meses atrás en elecciones.
Sin duda, si tuviera que resaltar un momento especial de este año, como es lógico, sería la activación del protocolo contra el calor; protocolo que salió de nuestro grupo de delegados antes de ser consejeros. Para ser sinceros, ninguno esperábamos que se activara, pero ahora uno mira atrás y se da cuenta de que ha sido necesario para llegar al punto en el que nos encontramos.
Si bien es cierto que esos días no fueron fáciles para nadie, intentamos pasar —como una familia y como un equipo unido— el bochorno mediático. Nosotros solo queríamos conseguir el aire acondicionado que llevamos más de tres años esperando y pidiendo constantemente. Afortunadamente, cada día está más cerca.
Pero nuestra labor no se ha limitado a ponernos delante de una cámara y pedir la gran deficiencia del centro. Hemos sido partícipes de comisiones dentro del instituto, de comisiones locales, y hemos mediado entre varios grupos y profesores que no tenían una buena relación.
Estamos presentes en la organización de las actividades deportivas en los recreos; no es mi caso, pues yo llevo otros asuntos, pero sí el del resto de mis compañeros del grupo de delegados RPV.
Finalmente, hay una gran parte del trabajo que no es pública: las sesiones del CE.
Los miembros que están allí son testigos de que hago todo lo posible por defender la postura del alumnado. La suerte que tenemos es que en el CE somos una gran familia; a pesar de que podemos tener diferentes opiniones, todos remamos a una e intentamos conseguir y hacer lo mejor posible para el centro. Es maravilloso cómo podemos tirarnos más de tres horas seguidas debatiendo punto por punto en conjunto y como un equipo, a pesar de las diferencias de edad.
No puedo olvidarme de la gran colaboración que hemos tenido por parte de la Ampa Ies Valle Leiva , con quienes mantenemos una relación de colaboración absoluta.
También es obligatorio hacer mención a los grupos políticos locales que se han interesado por nosotros y, en especial, al ayuntamiento. Por supuesto, a mi concejal de Educación, Antonio García Martínez , a quien tenemos la suerte de llamar amigo y a quien agradecemos su apoyo y colaboración constante: no solo para lo del aire, sino para cualquier asunto relacionado con el IES.
No puedo terminar este resumen sin mencionar y darle las gracias a una persona en concreto: a la persona que me animó a presentarme, que vio potencial en mí y a quien, sin duda, estoy muy agradecido. Además, siempre consigue enseñarte cada día algo que no sabías, y eso que no es mi profesor.
Hablo, por supuesto, de mi director, Roberto García Calera . No te imaginas lo que te admiro.
Seguramente me deje algún logro o alguna mención a alguien, pero desde aquí quiero dar las gracias a todos los que en su día confiaron en mí y a todos los que, día a día, nos apoyan. Puede que haya cometido errores, de los cuales intento aprender para poder cumplir el objetivo por el que me eligieron mis compañeros.
A todos ellos, ¡GRACIAS!