La Plaza de las Américas y la Casa de la Cultura se transformaron en los lugares más espeluznantes gracias a una jornada llena de disfraces, talleres, sustos y mucha diversión para los más pequeños.
Gracias, un año más, a la Academia Alhanza por sus increíbles coreografías terroríficas y a las peñas por su colaboración en la decoración y esas carrozas tan originales que dieron vida (¡o miedo!) a la fiesta.
La celebración continuó con la inauguración del nuevo Espacio Joven del Taibilla, donde la música, los bailes y los disfraces siguieron siendo los protagonistas.