La primera parte del encuentro se vivió con nerviosismo, gran expectación y cierta preocupación porque el gol de la Roja no terminaba de llegar. Hubo que esperar hasta la reanudación del partido tras el descanso para que se desatara la euforia con el gol de Nico Williams.
Más tarde, con el tanto de Inglaterra, llegó momentaneamente la angustia. Hasta que se volvieron a escuchar los gritos de alegría cuando Oyarzabal adelantó de nuevo a España. Y minutos más tarde, la euforia se desató con el pitido final.
Una gran tarde-noche de fútbol, que terminó con el resultado deseado por todos los aficionados alhameños congregados ante la pantalla gigante del Mercado Público.