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La Cruzada de los niños

Se dice que en 1212 un ejército de niños salió de Francia rumbo al sur de Italia creyendo que se abrirían las aguas a su paso para que llegaran a Tierra Santa, que caería rendida ante su piedad e inocencia

Marga Estrada | Viernes 21 de mayo de 2021


Se dice que en 1212 un ejército de niños salió de Francia rumbo al sur de Italia creyendo que se abrirían las aguas a su paso para que llegaran a Tierra Santa, que caería rendida ante su piedad e inocencia. Lo encabezaba un pastor al que se le había aparecido Jesucristo y primero le había mandado tratar de convencer al rey de Francia, pero ante la negativa de este, Jesucristo le había dicho que encabezase la cruzada él mismo.

Todos los críos que se unieron a aquel flautista de Hamelín, o se perdieron por el camino, muertos de hambre, frío, miseria y otras violencias propias de la época y su condición, o acabaron en el puerto de Génova, rezando para que se abrieran las aguas durante semanas, hasta que unos mercaderes les ofrecieron llevarles en sus barcos para acabar vendiéndolos como esclavos en Alejandría.

A los críos de Ceuta les pusieron autobuses en la puerta de la escuela. Les dijeron que jugaba Cristiano Ronaldo, que aquello era una excursión, una aventura, una fiesta y que la frontera estaba abierta. Se hicieron llamamientos por Facebook. A la mayoría les esperaba su familia en casa con ansiedad creciente.

30 millones de euros se han mandado a Marruecos para apaciguarles y que “cuiden la frontera”. Me pregunto si no sería más conveniente mandarlos a Ceuta y Melilla (30, 40 o 100, los que fuesen necesarios) para tratar de mejorar la asistencia que se ofrece a esos críos, que muchas veces prefieren escapar de los centros de menores y vivir en las calles comiendo de la basura y esnifando pegamento.

Espero sinceramente que pronto se consiga reunir a esos críos con las familias que les esperan al otro lado de la valla, pero la desazón que me provoca el tratamiento al que somete Marruecos a sus hijos no se me apacigua cuando miro a España y su sistema de protección de menores. A estas alturas no es un secreto que no funciona bien. Escándalos como el no investigado de Mallorca o el de la Comunidad Valenciana que salpicaba al marido de Mónica Oltra no son anecdóticos. Son muchos los lugares públicos que no cumplen con su cometido como debieran. Nosotros, como sociedad, no cumplimos con aquello que sería exigible de nuestro autoconcepto, de la forma en la que nos pensamos.

Supongo que los Centros de Menores no son el mejor sitio para hacerse fotos.

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