Resulta de una hipocresía absoluta que María Cánovas publique ahora un artículo con el título ‘La conciliación no es un privilegio, es un derecho’ para dar lecciones de nada, cuando su propio historial como alcaldesa entre 2023 y 2025 demuestra una absoluta falta de interés sobre las normas de conciliación que ahora reclama.
Si fuera cierto lo que dice, que la asistencia telemática a los plenos depende solo de la modificación del Reglamento Orgánico Municipal, ¿por qué en sus 19 meses de mandato no impulsó ni promovió tales cambios?
¿Si esa posibilidad estaba sobre la mesa y era legalmente viable, por qué no lo hizo? La respuesta es sencilla: esta concejala de la oposición, además de mentir constantemente, solo se mueve por sus intereses personales. Cuando algo le afecta directamente a ella o a alguien de su familia y de su entorno más cercano, como es ahora el caso de su compañera Miriam Díaz (y en unas semanas a ella misma cuando dé a luz) parece acordarse de esos ‘derechos’. Puro oportunismo personal envuelto en marketing político.
Conviene recordar que su etapa como regidora terminó con una moción de censura apoyada por PSOE, IU y Alhama@Una, y recibió críticas muy duras incluso de sus propios socios de Vox ante un Ayuntamiento bloqueado y sin presupuestos, resultado de su incapacidad como gestora y de sus malas formas, impropias de una representante municipal decente.
Pero lo verdaderamente indignante de la colección de ataques que está lanzando esta señora contra los concejales del equipo de Gobierno no es lo que dice, sino el momento y para quién lo dice. Cuando las necesidades de conciliación afectaban a madres de otros partidos o a mujeres anónimas de este municipio, entonces no merecían la más mínima atención por su parte.
Ha quedado más que demostrado que la conciliación, la atención a la diversidad o la sensibilidad hacia la infancia con necesidades especiales solo le han importando según el momento. Eso no es empatía ni defensa de las políticas sociales, sino una visión del poder egocéntrica donde los derechos solo existen cuando le interesan.
Cánovas utiliza las instituciones como un traje a su medida, para su propio beneficio, ignorando los problemas de la ciudadanía alhameña, a la que ha traicionado acabando con servicios públicos esenciales solo porque los puso en marcha un gobierno de otro color distinto al suyo, paralizando infraestructuras o engañando con falsas promesas electorales que jamás cumplió, mientras se gastaba el dinero del presupuesto municipal en promocionar su imagen personal.
Los permisos de lactancia y parentales de los que habla no son un privilegio de un solo partido, sino derechos sociales progresivos impulsados por los gobiernos del PSOE y los partidos de izquierda a lo largo de estos últimos años. Sin ir más lejos, este 2025 el Congreso ha aprobado nuevas ampliaciones de esos derechos, como las 17 semanas para progenitores y permisos retribuidos para cuidados.
Cuando pensamos en los grandes avances sociales y de la mujer logrados en democracia, siempre llevan el mismo sello político. Y también siempre la oposición constante del PP de M. Cánovas.