Lo único que conocía de esta película del director Oliver Laxe es que había ganado el premio del público en el festival de Cannes y que la han seleccionado para representar a España en los Oscars. Y eso a veces es una de las cosas que me frena a la hora de visionar una peli.
Este film trata de la búsqueda de una chica que hace meses que se fue de festivales Rave y de la que no saben nada ni su padre ni su hermano. Estas fiestas se celebran en los desiertos de Marruecos y ellos llegan repartiendo flyers con la foto de la chica para averiguar donde está. Allí se encuentran con los típicos 'nómadas' que van de fiesta en fiesta, con interminables horas de baile y consumo de sustancia...
La sensación que tuve era de ver una película diferente, de una experiencia sensorial que te atrapa y no puedes dejar de ver, sobre todo las imágenes y lo que ocurre, que lo ves creíble.
Y a partir de la segunda mitad, ocurren varias cosas que te sorprenden y te desgarran (no os lo voy a destripar porque lo mejor es ir a verla)
Lo mejor: el estar disfrutando de la ambientación, la fotografía, la música electrónica que te mete en la historia y la desgarradora historia de este padre y este hijo. El que, salvo Sergi López, todos los protagonistas no son actores, pero crees que lo son. Que no hace falta muchos diálogos para estar pendiente de esta peli. El desprendimiento, que me hizo sentir un nudo en la garganta. La escena donde después del baile viene la sangre.
Lo peor: me ha faltado que me contaran algo más del pasado de estos nómadas (aunque en este tipo de peli tampoco hace mucha falta). El final, que no te resuelve nada de lo que al principio era la premisa principal de la historia. Que no sé si va a los Oscars por su valía o por estar producida por los hermanos Almodovar.
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