La paz y tranquilidad que habitualmente se respira en el cementerio han sido sustituidas este miércoles por el ajetreo del ir y venir de decenas de personas. Unas con cubos y utensilios de limpieza, otras con escalera para alcanzar los nichos más altos y otras simplemente con flores... la actividad es constante para que todo esté listo para la celebración del Día de Todos los Santos este jueves.
La mayoría de las personas que han acudido al cementerio eran mujeres. Sólo algunas iban acompañadas de algún varón que portaba útiles de limpieza o una escalera. Y en su mayor parte, al margen de los sexos, son personas de avanzada edad. Muchas empiezan la jornada con las tumbas o nichos de los padres y terminan con el lugar donde descansan los restos de las familiares menos allegados.
Son momentos de emoción y recuerdo de los seres queridos. Y de resignación ante el destino que nos aguarda a todos cuando a cada uno le llegue su momento.
Este jueves, Día de Todos los Santos, volverán a repetirse unas escenas similares protagonizadas tanto por quienes el día anterior acudieron al cementerio a poner flores y a adecentar las tumbas como por las personas que este miércoles, debido a diferentes motivos, no han podido acudir al reencuentro con el recuerdo de sus familiares desaparecidos.
Son unas jornadas de sentimientos encontrados, donde la nostalgia convive con el cariño hacia quienes ya no están entre nosotros. Dolor por la pérdida, resignación ante lo inevitable y afecto al recordar algunas de esas tiernas y entrañables vivencias del pasado que todos atesoramos en nuestra memoria. Gracias a esos recuerdos, nuestros familiares y amigos fallecidos siguen con nosotros.