Hoy es uno de esos días en los que resulta apasionante seguir las noticias y muy complicado escribirlas, porque todo puede pasar. Conesa por fin ha destapado sus complejos y frustraciones por no haber llegado a ser presidente de la Región a pesar de “haberlo hecho todo bien” según su esquema y, una vez destapado, esta “on fire”, dispuesto a todo, lo mismo le da Juana que su hermana. El último espectáculo mientras escribo estas líneas ha sido mandar “de ofrecida” a Ana Martínez (otra que en sus sueños se veía ya de presidenta florero vestida de tul ilusión) a los tres ex diputados regionales de Vox. Si fuera el guión de una serie de televisión, lo desecharían por disparatado aunque descacharrante, pero, a estas alturas, y completamente calcinado ya como personaje político si no consigue sacar adelante su moción de censura ¿qué más da ya? ¿Y si sale?.
Vaya por delante que, aunque todo puede pasar y no se pueda poner la mano en el fuego por nadie que no se conozca, yo no apuesto a que los ex diputados de Vox vayan a dejarse engañar por esta patulea en la que se ha convertido la pandilla de la moción, pero ya el mero hecho de que les ofrezcan “lo que quieran” con tal de que les apoyen y que se planteen formar un gobierno con mimbres tan desiguales da una medida del desquicie de los personajes.
Mientras tanto, Mario Gómez, el tipo que echó los dientes en el partido socialista de Escudero en Los Alcázares (¿se acuerda alguien hoy del caso Malaya?) se perfila como el único ganador, por lo menos momentáneamente. Y cuando acabe su mandato en el gobierno municipal, si Ciudadanos ya no existe, siempre podrá retirarse a esa plaza del Sistema Murciano de Salud que ganó mediante tretas en Yecla. Por lo menos, mientras se resuelven las reclamaciones.