Estos días, preparando el artículo de esta semana, buscando datos y documentándome para escribir sobre el 25N Día contra la Violencia de Género leo, horrorizada, cómo una joven trans de 19 años denuncia que al salir de casa, entre patadas y puñetazos le gritaban “puto travelo” y “engendro”.
Desgraciadamente no es un hecho aislado ya que en nuestro país entre el 60% y 80% de los delitos de odio no se denuncian. Lo más preocupante es que los datos desvelan que el 60% de las personas trans han sido víctimas de transfobia durante su etapa escolar. Insultos, vejaciones, acoso, amenazas y ciberviolencia.
Cómo no sé hacerlo de otra manera, lo comento con mis hijos, lo hablamos y sus opiniones me sorprenden:
“Derecho a tener derecho a ser cómo queramos”
“Poder expresar cómo y qué queremos ser”
“Vivir en libertad”
Este 25N, recordaré, como todos los años, a las mujeres asesinadas, a las maltratadas, a las humilladas, y a todas las que han tenido que vivir sin mas remedio el confinamiento encerradas con su agresor; las niñas y niños que han quedado huérfanos a consecuencia de la violencia de género, las mujeres victimas de la explotación sexual, las personas LGTBI que sufren a diario violencia y discriminación por su condición.
Fomentar el odio a través de los mensajes políticos es deplorable. En esta sociedad cabemos todas y todos y la única forma de conseguirlo es a través de educación en valores y la educación afectivo-sexual.
Y me sorprende que en pleno año 2020, tengamos que tener que seguir aguantando y viendo cómo se utiliza la lucha de las mujeres y los colectivos LGTBI como arma política arrojadiza.
Hoy solo quiero decir…
“Ni una menos, ni una mas”