Allá por el año 2000, el señor Francisco Serrano Castro, muy ilustre juez, riguroso y serio, se preparaba para comenzar su carrera política. Sentencia tras sentencia, mazo en mano, sentenciaba desde su Juzgado de Familia, que miles de hombres eran detenidos por denuncias falsas; según su terminología, los hombres eran victimas del hembrismo y del yihadismo de género. Su discurso negacionista de la violencia de genero promovió la campaña “Mujer sé honesta y denuncia cuando se deba y no cuando convenga”.
Recuerden ustedes cuando se pidieron los nombres de los profesionales de los juzgados de violencia de género o cuando señaló que la sentencia de la manada estaba cargada de condicionantes mediáticos y políticos; perlas del honorable señor juez, todo un señor magistrado, político de renombre, elegido en las urnas como representante de VOX en la junta de Andalucía.
Hace unos días el Tribunal de Justicia de Andalucía le investigaba por su supuesto fraude en subvenciones o estafa de 2,5 millones de euros en proyectos
no ejecutados y dinero no devuelto.
A fecha de hoy, este señor, ex presidente de Vox en el parlamento andaluz, partido político del que se dio de baja para no perjudicarlo, no renuncia a su escaño en la Junta de Andalucía, lo que le permite el aforamiento. Aforamiento que hará que sea juzgado en un tribunal distinto al del resto de ciudadanos.
Otro caso de altos cargos públicos, políticos salpicados por supuesta corrupción.