Para quienes tenemos o hemos tenido familiares o amigos en una residencia sabemos que la catástrofe humana que ha supuesto la COVID 19 no es ninguna broma.
De hecho sobre este tema me gustaría ser muy claro, y no dejar ningún cabo suelto ni tampoco entrar en valoraciones morales, porque lo que hemos visto últimamente en televisiones y tertulias me parece un verdadero escándalo.
Lo primero que me gustaría aclarar es que si eres de los que o las que piensan que ingresar a un familiar en una residencia de ancianos es un “deja-viejos” o es porque no lo/la quieres deja de leer. Así de claro te lo digo. Pocos dolores se comparan con el no dar la talla, no ser capaz de brindar la atención que necesita un familiar o amigo, te sientes impotente y sufres por si estás haciendo lo correcto, a pesar de que sabes que solo en esos hogares tienen todas las herramientas y los materiales que necesitan.
Y este es el punto con el que me gustaría comenzar, con que las residencias son hogares. Personalmente en una residencia he reído con mi yaya, he cantado, he jugado, he comido, en definitiva, he vivido con ella, aunque no pude estar con ella todo el tiempo del día estuvo atendida de forma digna. Las residencias, para quienes no tengan contacto con ninguna, no son hospitales, ni espacios de cuidados médicos, a no ser que se medicalicen. La pandemia como es normal ha atacado a estos espacios porque los que allí se encuentran eran los más vulnerables, pero cabe destacar que en varias regiones y especialmente el gobierno de la Comunidad de Madrid no ha estado a la altura de nuestros mayores.
El gobierno liderado por Isabel Díaz Ayuso dio orden durante la pandemia de no trasladar a los hospitales a los ancianos que tuviesen síntomas de COVID, lo que ha derivado en una de las mayores crisis y pérdida de vidas en toda España. Únicamente quienes contaban con un seguro privado fueron derivados a centros hospitalarios privados. Y ha tenido que ser nuestro ejército el que ha entrado a muchas de ellas para contabilizar a cuántos se ha dejado morir. Lo peor de todo esto es que nadie ha salido explicándolo, pidiendo perdón, qué va. Ha tenido que ser un correo filtrado el que lleve este asunto al Tribunal Supremo, donde está ya. En toda esta cuestión cabe destacar la figura de Alberto Reyero, del partido Ciudadanos, quien es el consejero de Política Social en la Comunidad de Madrid, este hombre, el día 22 de marzo, avisaba y denunciaba al consejero de Sanidad de la misma comunidad, que si no se trasladaba a los ancianos a los hospitales fallecerían (cito textualmente) “en unas condiciones indignas”.
Ante esta horrible situación, en la que se ha demostrado que sabían, no solo lo que ya pasaba, sino lo que podría suceder, el gobierno de Madrid ha intentado de todo. En primer lugar decir que las competencias en las residencias eran cosa del gobierno central, lo que esta mañana ya desmentía el propio Feijoo (PP Gallego): “Las residencias las tuvimos que gestionar los presidentes autonómicos”. Y ahora parece que el gobierno de Ayuso se inclina hacia culpar a Reyero, el único que advirtió de lo que iba a suceder y a quien no se escuchó.
Sinceramente no sé en qué va a acabar todo esto. Lo único que sabemos ahora mismo es que por una negligencia y previos avisos se ha dejado morir a todos aquellos ancianos que no contaban con un seguro privado, y es que para este partido parece que si no acudes a una educación privada/concertada o a una sanidad privada, eres un ciudadano de segunda.
Si (
No(
