El lunes pasado, en una de las reuniones que estamos compartiendo con vecinos y simpatizantes para elaborar y matizar el proyecto electoral con el que nos presentaremos en las próximas elecciones municipales, uno de los participantes dijo esta frase en mitad de su propuesta. Una Alhama donde nuestros hijos quieran vivir, una Alhama que nuestros hijos no quieran abandonar.
Este vecino es media generación mayor que yo, así que me da una perspectiva que podemos llamar “de futuro”. Mientras yo ando luchando con pañales, guarderías, hipotecas y colegios, él ya ha criado a sus hijos que tienen edad de plantearse proyectos independientes, y se encuentra con la tristeza de que ninguno se plantee esos proyectos en su pueblo natal. De hecho, el que ninguno se plantee quedarse en Alhama le hace mirar su pueblo con otros ojos.
Esa frase, que se ha quedado dando vueltas en mi cabeza desde entonces y que ha engranado con varias ideas que ya estaban ahí, ha hecho que esta semana me ande preguntando qué es lo que hace que alguien se decida o no a apostar su vida y su capital por un lugar u otro.
Sin duda, Alhama es un buen pueblo. Dinámico en lo económico, bien comunicado, con un patrimonio histórico y natural atractivo, y una urbanización relativamente razonable. ¿Por qué hay gente de mediana edad que, viviendo en Alhama pueblo, teniendo aquí a su familia y amigos se va a vivir a sitios como Condado de Alhama?¿Por qué las personas jóvenes valoran tan fuertemente abandonar la población?
Condado, como núcleo de población ofrece objetivamente menos servicios que el pueblo. Sin embargo, está limpio, los jardines están cuidados y la sensación de seguridad es mucho mayor. ¿Tan difícil sería ofrecer eso en el núcleo urbano? ¿No tenemos acaso recursos de sobra para conseguirlo que se derrochan en otras iniciativas con mucha menos repercusión en el bienestar diario de los vecinos?
Pero eso son las personas de mediana edad. Los jóvenes que se plantean abandonar el pueblo te dicen cosas como que “el pueblo está muerto”, que “nada de lo que se abra aquí va a funcionar” porque la gente no pasea, no compra en Alhama, se desplaza hasta los centros comerciales o a pueblos vecinos en lugar de consumir en su pueblo. No ven a su pueblo un lugar con proyección a pesar de todas sus posibilidades. La gran mayoría no trae gente de fuera a enseñarles su pueblo.
Hace falta un plan de choque que despierte a la generación que está a punto de establecerse, porque Alhama se juega su futuro. Hace falta un plan de choque que agite el pueblo, que lo despierte y le haga darse cuenta de todo lo que tiene y de cómo puede ponerlo en valor. Hace falta dejar de soñar con proyectos megalómanos y empezar a trabajar por aquello que necesitan las personas.