Ella es dulce,
cada día más suave su sonrisa,
como algodón de terciopelo.
Sus ojos brillantes nos transportan,
sus negras pestañas se deslizan incansables
como alas de mariposas.
Sus labios carnosos,
jugo de manzana madura.
Su pelo,
caracolas marinas,
que bañan sus hombros y espalda.
Su cuerpo erguido,
amplio, fino e imperfecto.
Su olor a mar, sal, amanecer y montaña.
Su risa es fresca,
como el cantar de la lluvia en plena montaña.
Toda ella esta hecha de bellas palabras,
de suspiros en la noche,
agua marina en tardes claras,
fuego de atardecer ardiente.
Única, impetuosa,
rebelde, poderosa,
danzarina y ostentosa.
Increíblemente radiante y a veces tormenta de la tarde.
Sus manos majestuosas de trabajar sin descanso,
su piel suave y sus andares de diosa.
Su voz murmullo claro,
como viento entre las hojas,
toda ella, mujer hermosa.
A ella y a todas las mujeres que son parte de mi vida,
por su fuerza, belleza, amor y entrega.
Gracias a todas.